miércoles, 18 de enero de 2012

DESDE LA PALABRA: Bioética, ¿entre la realidad y la ciencia ficción?


*Francisco Castro

El Instituto Superior de Teología de las Islas Canarias (ISTIC) celebrará del 27 al 29 de febrero la Jornada de Ética y Política, de especial interés para todos y en esta ocasión de vital interés porque trata sobre “Bioética y Cine”. En la presentación del curso se insiste en su fundamento: “la educación en estos temas, y su deliberación. Como reto y tarea”. Aquí tenemos dos términos que incumben a todos, en especial a quienes trabajan en estos campos: reto y tarea.

Por definición, la Bioética es la ciencia que estudia y practica las manipulaciones de la vida humana y de los animales. La dicción Bioética está compuesta de dos términos griegos, bios y ethos, es decir, vida y moral.  Y, aquí es dónde se complica la materia que vamos a tratar. Se plantean problemas como la intervención en la vida física y psíquica del hombre; las relaciones del médico con el paciente y su familia; los límites en la intervención de la vida humana; el derecho a la objeción de conciencia de los médicos. Podemos dar más detalles, la manipulación genética, la procreación artificial en todas sus variantes (inseminación artificial, fecundación in vitro, clonación y experimentación combinada entre genes humanos y animales). Y ya se experimenta en la creación artificial de vida. Y, todas estas variantes se llevan al cine y crean una cultura, una cultura entre el bien y el mal, una cultura que insiste en qué es el hombre y cuál es su futuro, una cultura que va modelando las conciencias, ¿en positivo?
Podemos resumir el Magisterio de la Iglesia, del Santo Padre y de nuestro Obispo: la defensa de la vida y de la ley natural. El hombre no es solo un conjunto de tejidos, órganos y funciones. Su naturaleza tiene dos ámbitos, el corporal y el espiritual. “La ciencia y la técnica requieren, por su mismo significado intrínseco, el respeto incondicionado de los criterios fundamentales de la moralidad, es decir, tienen que estar al servicio de la persona humana, de sus derechos inalienables y de un bien verdadero e integral” (Dominum vitae).

El pasado año, Benedicto XVI, ante la XVI Asamblea General de la Academia Pontificia para la Vida dijo que “no se puede eclipsar el sentido de la vida”. Hizo un llamamiento “no solo a los investigadores, sino a toda la comunidad civil”, por el deber de “proporcionar las investigaciones éticamente válidas por parte de las instituciones, y el valor de la solidaridad de los individuos en la participación e investigaciones dirigidas a promover el bien común”.

En la película Gattaca hay dos protagonistas, una chica nacida a partir de la procreación artificial, “elegida” genéticamente en un laboratorio, y un chico nacido del amor de sus padres. En una conversación entre ambos la chica le dijo: “al menos tu eres hijo de Dios”. Es decir, aquí vemos a una persona adulta que ha reflexionado y que lleva toda su vida con el trauma de cuya materia genética se ha manipulado en un laboratorio. “Son los hijos regalo del Señor, es el fruto del vientre premio suyo” (Sal 127,3).
La Bioética supera el ámbito de la medicina oficial en tanto que no puede limitar sus actuaciones a la ley civil. En la Bioética, y partiendo, precisamente, de la ley positiva, se mezclan la moral, la política y la economía, cuando se apela a la curación de determinadas enfermedades.

Leon XIII, en su encíclica “Libertas praestantissimum”, señala que “las expresiones de la ley moral son diversas, y todas están coordinadas entre sí: la ley eterna, fuente en Dios de todas las leyes; la ley natural; la ley revelada, que comprende la ley antigua y la ley nueva o evangélica; finalmente las leyes civiles y eclesiásticas”.

En definitiva, al apelar a la Biotecnología hay que apelar también al bien común.  Tema complicado para explicarlo en pocas líneas. La Doctrina Social de la Iglesia habla de hacer una profunda reflexión sobre esta materia. “Es necesario tener presentes los criterios de justicia y solidaridad, a los que deben sujetarse, en primer lugar, los individuos o grupos que trabajan en la investigación y comercialización en el campo de las Biotecnologías”. Más claro no se puede decir.

Y añade que la Biotecnología no va a resolver “los apremiantes problemas de pobreza y subdesarrollo que subyugan aún en tantos países del mundo”. 

La Conferencia Episcopal ha aclarado que un Estado no puede atribuirse el derecho a legalizar la vida o la muerte, pues la vida de un inocente es un bien que supera el poder de disposición tanto del individuo como del Estado.

El filósofo Hans Jonas señala que “el hombre es cada vez más productor de aquello que él ha producido” y el “preparador de aquello que en breve será capaz de hacer”.

Y, el cine, ¿se mueve entre la realidad y la ciencia ficción? ¿Qué se mueve detrás de las películas sobre esta temática? Hay un principio de Moral Fundamental: el fin no justifica los medios. Todas estas claves se desgranarán en la próxima Jornada de Ética y Política.

*Periodista. Estudiante de Ciencias Religiosas.