jueves, 1 de marzo de 2012

El colofón bioético de las XVII Jornadas de Ética y Política: "Analizar lo inanalizable a través de la hermenéutica y la deliberación"

Cartel del filme. 
Este miércoles, la última sesión de las XVII Jornadas de Ética y Política en el ISTIC, no podía decrecer en interés. Fue todo lo contrario. El Salón Actos casi no dejaba un asiento libre y el silencio se hacía presente. Era el momento en el que Tomás Domingo Moratalla, el ponente y profesor de Filosofía Moral de la Complutense, presentaba cuál iba a ser el proceder en su clase de esta tarde: "Visionaremos en esta primera hora y media la película Wit que luego analizaremos desde un punto de vista bioético a través del método del doctor Diego Gracia". 

Quien lea esta crónica no creerá lo que expondré a continuación, porque había que estar presente en la sala para dar fe de ello, pero ocurrió así: no se movió ni una hoja, de papel claro, ni se escuchaba una voz, mentira, de vez en cuando algún insulto por lo bajo sobre la actitud, sobre todo, del equipo médico-sanitario que atendía a la protagonista, Vivian Vering, una dura y fría profesora universitaria de poesía especializada en los difíciles sonetos de John Donne, que en una visita al ginecólogo le es diagnosticado un mortífero cáncer ovárico en la mayor fase de crecimiento. Accederá a someterse a un salvaje tratamiento experimental y será testigo directo del sentirse un elemento a observar y hallarse en la más auténtica soledad a la que la lleva su enfermedad.


Para muchos, se convirtió en todo un hándicap, a las 20:30, el salir de la sala mostrando un rostro normal, una sola brisa de alegría en el rostro. Las caras de quienes aprovechaban el momento de descanso de 15 minutos para salir de la sala lo decían todo: estábamos ante la realidad, ante la dureza de un mundo donde lo humano queda en segundo lugar, o a veces no se sabe en qué posición, ante la ciencia, ante el hecho.

Y el profesor Tomás Domingo Moratalla, a las 20:45, nos reponía las fuerzas con un nuevo momento de explicación para actuar por fin y poner "El método en práctica: una propuesta cinematográfica", que nos estaba llevando ahora a reconfortarnos "Construyendo una bioética cinematográfica. Ética y ciudadanía: nuevas sensibilidades" -títulos de las ponencias de esa tarde que desarrolló este especialista-.

Método deliberativo

Esta película, de la que ofrecemos arriba un enlace con algunas escenas, nos muestra el método deliberativo. Se dan dos extremos el de la ciencia y el de la vida, y ante ello el método deliberativo nos aporta un término intermedio. Es decir, optar por que la verdad-ciencia no puede hacerse nunca a expensas de la persona. O lo que es lo mismo concienciarse de la importancia de desarrollar lo dos valores a la vez, entrar en el diálogo, la interdisciplinariedad. Ante todo, aplicar la IMAGINACIÓN.

Imaginación a la que nos podemos trasladar para sentir lo que pasaba en ese momento por la  cabeza de la protagonista del filme, la doctora, Vivian Vering, cuando recordaba su poesía repetitiva, un fúnebre soneto de John Donne: 


X

Muerte no seas soberbia porque tú no eres así,

aunque algunos te han llamado temible y poderosa,

puesto que, aquellos a quienes tú piensas has derrocado,

no mueren, pobre muerte, ni siquiera puedes tú matarme.

Del descanso y del sueño, que solo tus imágenes son

—gran placer— entonces de ti, mucho más debe fluir,
y tarde o temprano nuestros mejores hombres van contigo,
los restos de sus huesos, y la salvación de sus almas.
Tú eres esclava del Destino, Azar, reyes y hombres desesperados,
y con veneno, crueldad y enfermedad moras,
y fetiches o encantos también pueden hacernos dormir,
y mejor aun tu caricia; ¿por qué presumes, entonces?
Pasado un corto sueño, despertamos a la eternidad,
y la muerte ya nunca será; muerte, tú morirás.

de Poemas Divinos
John Donne (Londres, c.1572-1631)
Versión de Silvia Camerotto

Imagen de la clausura. FOTO: Esteban Glez.
La bioética en el fondo es IMAGINACIÓN SOCIAL. Son ideas, que se trasladan al ámbito intelectual-teórico, pero también lo hacen a las creecias, a lo vital, lo emotivo, lo narrativo. Y eso es, se trata de unir las ideas con lo narrativo, lo emotivo, la creencias. Si excluimos lo narrativo, estamos perdiendo lo bioético. No sólo consiste en desarrollar el discurso, sino de buscar elementos narrativos. En el fondo, jugar con la imaginación social, con la HERMENÉUTICA, pensar ahí donde la vida se está expresando. Este método además se ve refrendado por la propia UNESCO, quien invita a la "Educación de la Bioética", (acudir al enlace anterior que es sumamente interesante) y sobre todo subraya lo que ellos denominan "las competencias pluridisciplinares". 

Acudiendo nuevamente a una de las enseñanzas del profesor Moratalla: "La bioética no enseña juicios, sino a juzgar". Se trata del noble modelo del ágora griega, practicado por Aristóteles. O lo que es lo mismo, la bioética puede ser llevada a su verdadera finalidad, la de llevar a cabo la bioética en nuestra propia vida, en nuestras acciones cotidianas.

Modelos de Transmisión, hacia lo deliberativo

Moratalla desarrolló igualmente lo dos posibles modelos de transmisión existente, el denominado "catequético", y el "liberal". En su caso el catequético está determinado para aquella transmisión efectuada desde el púlpito. Ej. Yo soy profesor y mi requerimiento es que el alumno sea dócil a mi docencia. Se trata del modelo de la verdad única.

Por otro lado, se encuentra el denominado "liberal", admitir la pluralidad, pero desde el todo vale. Sin embargo, el profesor Moratalla invita a apuntar al modelo HERMENÉUTICO, que sería el intermedio, el que bebe de las dos fuentes, la catequética y la liberal. Se trata nuevamente de lo deliberativo.

Tipos de ciudadanía: una ciudadanía deliberativa y una educación para la autonomía

Nos movemos en tres tipos de ciudadanía: la liberal, la republicana y la deliberativa. En el caso de la liberal, hablamos de la prioridad del individuo sobre la comunidad. Moratalla halla en el largometraje "Sólo ante el peligro", un ejemplo para reflexionar sobre tipo de individuo. 

También caracteriza a la ciudadanía republicana, a la que define como aquella que prioriza la comunidad ante el individuo, y ve en "Uno de los nuestros", una posibilidad cineasta para pensar en este modelo de individuo.

Finalmente, en la ciudadanía deliberativa es donde él considera, hecho que demostró, la posibilidad de conjugar las dos ciudadanías anteriores y ofertar una ciudadanía suficiente para la sociedad actual, donde la razón -el hecho único- ha perdido la batalla. Se trata de sumar responsabilidad más participación, liberal más republicano, y dar un nuevo elemento que ya está en boga el ciudadano deliberativo. Se trata de una ciudadanía más complicada, pero en lo complicado en este caso está nuevamente la solución al problema actual donde se mira en exceso a la ciencia, a los hechos, y no se atiende a la deliberación, a lo discursivo.

En fin, Moralla cerró acertadamente estas XVII Jornadas, regadas de un sinfín de cine y bioética, de deliberación, y lo hizo con una pregunta, que como siempre nos hace reflexionar: ¿Cómo enseñar a juzgar desde la deliberación? Y su respuesta es "con una Educación para la Autonomía". 

Aquí dejamos tres largos que nos ofreció Moratalla para eso, deliberar desde la bioética y seguir reflexionando para nuestra vida: "Sin miedo a la vida"; "La clase" y "Diario de la calle".

Y es que ha quedado demostrado que "la Bioética hoy debe ser un nuevo paradigma para formar a la sociedad", empezando por nosotros, claro.

Os esperamos ver el día 12 en la próxima cita del ISTIC: "La labor social de la Iglesia en Canarias: ss. XVIII-XX". Se trata de un curso del ISTIC y la UIMP, que ofertan dos créditos para los alumnos asistentes. Seguro que allí nos veremos.

Por Domingo J. Jorge, responsable de Comunicación del ISTIC