lunes, 5 de marzo de 2012

DESDE LA PALABRA: Necesitamos a los más necesitados


*Francisco Castro

El Plan Diocesano de Pastoral 2011-2015, de la Diócesis Nivariense, plantea su desarrollo conjunto a otro plan, que es una novedad en esta circunscripción eclesiástica, el Plan Diocesano de Comunicación. Hay que destacar que esta Diócesis es pionera en no pocos aspectos relacionados con la pastoral, y ha fomentado el primer anuncio con unos excelentes resultados respecto a otras diócesis.

La ingente labor del obispo, don Bernardo Álvarez, durante estos cinco años como Pastor de la iglesia local, está dando sus frutos. Pero, como él mismo señala en su carta del nuevo Plan Diocesano de Pastoral, queda aún mucho por hacer. Se han abierto nuevos caminos allí donde no los había y el llamamiento de acogida, esperanza y caridad del prójimo ha sido ejemplar hasta ahora, no exenta de las dificultades propias de la actual situación económica y social.

En una reciente reunión con periodistas, el vicario general, don Antonio Morales,avanzó algunas de las líneas del nuevo Plan de Comunicación. La comunicación de la Iglesia está centrada en Cristo y en tareas de la Iglesia de enseñanza y amor al prójimo. En medio de un debate entre asuntos técnicos y praxis de la comunicación, una voz me llenó de emoción y orgullo, me tocó en lo más profundo de mi ser, la del sacerdote don José Hermógenes Martín Rodríguez, delegado episcopal de Enseñanza, excelente presbítero, maravillosa persona y conocedor con gran experiencia de los temas relacionados con el periodismo y las comunicaciones: “Hay que prestar más atención a Cáritas e informar sobre la labor que está realizando”. Así es que, como se suele decir, recojo el guante y me pongo a la tarea.

En estos años que nos ha tocado vivir, de grave crisis económica, de ruptura familiar y de la sociedad, de gravosa situación para la libertad individual, la Iglesia ha extendido su mano, como lo hace siempre. Gracias a Cáritas Diocesana de Tenerife, por poner el ejemplo respecto al lugar donde nos encontramos, muchas personas han podido comer, han podido tener un techo, han recuperado su autoestima y han podido salir adelante desde la humildad recíproca, la de Cáritas y la de quienes se encuentran en situación de injusticia social.

Cáritas se define como “la misma comunidad católica, que expresa su amor fraterno hacia las personas más pobres y necesitadas por medio de lo que llama su acción caritativa-social en las diferentes parroquias, arciprestazgos y vicarías de la Diócesis. Cáritas Diocesana de Tenerife hace posible esta acción a través de los agentes de pastoral: voluntarios y profesionales, trabajadores sociales, psicólogos, pedagogos, educadores”, entre otros especialistas.

¿Cuáles son estas acciones? Servicios a los empobrecidos, con la promoción integral de las personas y la lucha contra las situaciones de injusticia que generan pobreza. Podemos concretar: programas para personas sin hogar, inmigrantes, promoción de la mujer, ámbito familiar, servicios a mayores, empleo, entre otros.

Precisamente, Cáritas Diocesana, en ambas provincias, acaba de poner en marcha una campaña para solicitar nuevos socios y voluntarios, necesarios para poder desarrollar sus proyectos de justicia social y solidaridad, bajo el lema “No hay límites para soñar”.
Cáritas cuenta con el apoyo de instituciones públicas, pero estas ayudas no son suficientes. La situación de exclusión social es problema de todos, primero de los poderes públicos y también es necesaria la implicación de empresarios y personas particulares, sean creyentes o no. La exclusión social tiene un solo credo que es universal, el amor al prójimo, su acompañamiento y una exclusividad que viene de la personalidad individual y colectiva: la ayuda en todos los ámbitos socioeconómicos.

Pongamos en práctica ese término tan usado en los últimos tiempos: la solidaridad que, por cierto, no es propiedad de ninguna ideología política es, precisamente, una originalidad de la Iglesia Católica, desde Cristo y como código de derecho desde el Imperio de Carlomagno, por iniciativa eclesiástica.

Necesitamos a las personas necesitadas, para la reconstrucción de esta sociedad en los valores del bien común. Ellos son reflejo de Cristo, porque el Hijo de Dios quiso sufrir como nosotros, y resurgió de ese sufrimiento para la obra del Padre que es, precisamente, nuestra felicidad. “Esperanza”, fue el término como colofón de aquella reunión de profesionales de la prensa.

*Periodista. Estudiante en Tesina de Licenciatura en Ciencias Religiosas.