Leonardo Ruiz, director de Cáritas Tenerife. FOTOS: Esteban González |
Este jueves, la jornada
sobre “La labor social de la Iglesia en Canarias” siguió desarrollando su
programa en las instalaciones del Seminario, La Laguna. Esta cita que se
iniciaba el pasado lunes, organizada por la UIMP y el ISTIC, sigue
profundizando en cuál ha sido el trabajo realizado por la diversas instituciones
en lo que ha hecho social se refiere en Canarias.
En esta ocasión, la jornada vespertina
arrancó con la ponencia “De la asistencia a la promoción socio-caritativa”,
ofrecida por Leornardo Ruiz, director de Cáritas Diocesana de Tenerife –intervención
que ofrecemos íntegra en el siguiente texto-:
“La Caridad viene
de muy lejos, su origen se encuentra en las entrañas de Dios, estaba también en
la mente de Cristo; cuando se rompió su corazón nacieron todas las Cáritas
antiguas y nuevas, la de los testigos de la caridad de todos los tiempos, la de
cada voluntario y de cada comunidad cristiana a lo largo de los 21 siglos de historia.
Hace sesenta y
cinco años, en 1947, recién terminada la segunda guerra mundial y poco después
de la guerra civil española, se celebró la primera Asamblea Nacional del
Secretariado de la Caridad, en la que se aprobaron los reglamentos. Este Secretariado
se había creado en 1942 dentro de la Acción Católica.
CÁRITAS ESPAÑOLA
quiso dar respuesta, abriendo un camino de esperanza, quiso ser una señal que
orientara y estimulara, ofreciendo pautas y estilos nuevos. Nace como expresión
a la urgente necesidad sentida por la Iglesia de organizar la caridad. Surge
por y para los pobres, con un espíritu de animación para conseguir una sociedad
más justa y solidaria.
En el mismo año
1947 las Cáritas Nacionales reunidas en París, dan los primeros pasos para la
creación de la Cáritas Internacional, que fue realidad en 1951, bajo la
presidencia del Cardenal Roncalli, futuro Juan XXIII.
Se constituyen
los primeros Secretariados Diocesanos de Caridad. Se redactan los primeros
reglamentos de las Cáritas Parroquiales. Se ponen en marcha los primeros
dispensarios parroquiales de alimentos...
En 1952, Cáritas
en Tenerife celebra su primera Asamblea, siendo Obispo de la Diócesis D. Domingo
Pérez Cáceres, que nombra al Reverendo D. Luis Reyes Pérez Delegado Episcopal,
y a Don Fernando Beautell Meléndez, Director Diocesano.
Los primeros
años se caracterizan por la consolidación institucional y organizativa de
Cáritas Diocesana y se visitan todas las Parroquias, creando las Cáritas
Parroquiales.
Esta primera
etapa está marcada por la Ayuda Social Americana (básicamente leche en polvo,
queso amarillo y ropa). Se reparten toneladas de alimentos y de ropa. Hubo más
asistencialismo que animación; pero no podemos olvidar que los hechos hay que
situarlos en su contexto para ser justos con la historia.
La constitución
de las Cáritas Parroquiales contribuyó a la justa distribución de los productos
procedentes de la ayuda exterior y, a la vez, esta ayuda favoreció la
consolidación de su organización. Para obtener recursos propios en este período,
se realizaron tómbolas benéficas, rifas y otros actos a beneficio de Cáritas.
Cuando la ayuda
terminó, los pobres seguían existiendo, y Cáritas tuvo que adaptarse a los
nuevos tiempos y, con escasos recursos dar respuesta a las nuevas pobrezas.
Surgen las Cáritas Interparroquiales, con otros bríos y nueva visión. Se
encienden nuevas luces, orientadas hacia la formación de los agentes sociales y
de los hombres y mujeres de Cáritas.
También es
caridad pensar, escribir, formar e informar, denunciar, leer los signos. Estas
iniciativas favorecieron un cambio de mentalidad y estilo que era necesario si
se deseaba actuar con mayor eficacia en la lucha contra la pobreza y sus causas.
En 1957, con
diez años de vida, Cáritas Española adquiere personalidad propia independiente
de la Acción Católica…
La década de los
60 es inolvidable. La recordaremos siempre agradecidos. Son los años de Juan
XXIII y de Pablo VI, los años del Concilio Vaticano II y de la renovación de la
Iglesia, los años de la protesta y los de la esperanza.
Cáritas también
se renueva. Aparecen nuevos voluntarios comprometidos. Se vivifica el espíritu
y el estilo. El fruto más hermoso de esta renovación fue el Plan de
Comunicación Cristiana de Bienes (CCB) que marcaría un hito en todo el planteamiento
de la caridad cristiana. Ya no había que esperar tanto la ayuda que venía de
fuera, sino que aprendimos a poner en común nuestros propios bienes. Asimilamos
el compartir y experimentamos que cuando la persona suma, Dios bendice y multiplica.
Sin embargo, aún quedaba mucho por andar en eso de la Comunicación Cristiana de
Bienes.
Dentro de esta
dinámica renovadora señalaré la aparición de la Fundación FOESSA (Fomento de Estudios
Sociales y de Sociología Aplicada), que se colocó a la vanguardia de la
Investigación Social en España. Esta Fundación contribuye a que Cáritas se libere
en parte, del estudio técnico y científico del análisis de la realidad y
dedique sus energías al desarrollo de estilos y técnicas aplicadas de lucha
contra la pobreza.
Por último, en
1967, Cáritas Española ya es mayor de 20 años y renueva su misma estructura. La
Conferencia Episcopal Española aprueba los nuevos Estatutos, en los que se da a
Cáritas su actual estructura confederal.
Y aquí, en
Tenerife, ¿qué hicimos?
Pues se realizaron
proyectos de promoción humana y cultural en las Islas de El Hierro, La Gomera y
La Palma; en algunas localidades del Sur de Tenerife, y en los barrios
periféricos de Santa Cruz de Tenerife y San Cristóbal de La Laguna.
Se crearon las
Cáritas Interparroquiales, con el fin de aunar y rentabilizar los recursos.
Se afrontó la
Promoción Social Obrera, con la creación de dos Centros: uno en la Cuesta y
otro en Taco.
Se apoyó la
creación de cooperativas.
Se constituyó la
“Constructora Benéfica Pío XII” para la construcción de viviendas sociales.
Se creó la “Escuela
de Asistentes Sociales” y tres Institutos Filiales de Bachiller (Taco, Barrio
de la Salud y García Escámez).
En esta etapa es
muy probable que Cáritas descuidase su presencia animadora y orientadora en las
comunidades de base, en las parroquias y en los grupos que iban por la línea de
opción con los pobres.
A Cáritas no le
sientan mal los aires que corren en la década de los setenta. Por eso se adapta
a la nueva situación, crece hacia dentro y hacia fuera, consolida su identidad
y su estructura, se despega de la reducción de su quehacer a las acciones
benéfico-asistenciales, para pasar a potenciar todo lo que favoreciese a la promoción
y el desarrollo de las personas.
Fue pionera en
impulsar la acción y el pensamiento del desarrollo comunitario. Pidió la
transformación de las estructuras políticas, sociales y económicas, porque
todas ellas generaban pobreza. Comienza a luchar no solo contra la pobreza,
sino también contra sus causas y denuncia los desequilibrios causados por el
sistema socioeconómico.
En 1974 se constituye
la Comisión de Campañas y Socorro de emergencias, que llevará a cabo una gran
labor en el campo de la cooperación internacional.
Cáritas sabía
que el amor no conoce fronteras. Y sabía que a los pobres había que ir siempre
con urgencia. No se podía esperar a que ocurriese un acontecimiento trágico. El
hambre de cada día era la peor tragedia.
¿Qué pasó entonces en Cáritas de la Diócesis de Tenerife?
Esta fase fue de
preocupación por la cercanía a la base, sin abandonar las actividades propias:
la formación profesional, promoción de grupos marginados, el desarrollo de los
servicios sociales complementarios… se dio prioridad a la atención y animación
de la comunidad. Surgieron entonces, tras los primeros contactos, nuevas
experiencias en diferentes zonas de la Diócesis.
Y fue el momento
de tomar el pulso a las Cáritas Interparroquiales, que hacían que los esfuerzos
y servicios a los distintos sectores fuesen más eficaces.
Cáritas trabajó
en esta etapa valorando los recursos con los que contaba, tanto humanos, como
económicos, para programar su acción de la forma más eficaz; a la vez que
estudiaba la realidad de donde se trabajaba. Puso su confianza en los militantes
cristianos y en el Párroco de cada comunidad.
En este periodo,
se abrió el “Centro Guajara” para la acogida y acompañamiento de transeúntes en
Santa Cruz, y el Hogar del Pensionista “Padre Anchieta” con sus diversos
servicios de ayuda a domicilio, acogimiento familiar, talleres y diferentes actividades,
en La Laguna.
Dos grandes
palabras se abren paso en Cáritas en la década de los años ochenta:
Solidaridad y Nuevos pobres
Solidaridad es, sin duda, una de las
palabras más bonitas de nuestro vocabulario. Cáritas se alegra del resurgir de
movimientos altruistas y los fomenta. Todos sus contratados y voluntarios
quieren solidarizarse con los pobres de cerca y de lejos, acercándose a ellos
con actitud empática, caminando con ellos por el camino de la promoción y la
integración. Cáritas no solo quiere vivir la solidaridad sino que infunde en
ella un soplo de generosidad y de gratitud.
Ante la realidad
de los “nuevos pobres”, la Iglesia pide
intensificar y coordinar mejor las formas organizadas de ejercer la caridad; lo
requiere el sufrimiento de tantos hermanos nuestros: ancianos solitarios,
enfermos terminales, personas sin trabajo, madres abandonadas, drogadictos,
alcohólicos y tantos otros…
Y por eso, las acciones de Cáritas evolucionan:
*desde lo
benéfico asistencial individual hacia la promoción de los colectivos excluidos,
*en la
transformación de las estructuras socioeconómicas que generan pobreza y
*denunciando los
desequilibrios del sistema.
En estos años
adquiere una gran importancia el problema del desempleo, para lo que se crean,
a nivel diocesano las “Comisiones de Lucha contra el paro”, a partir de las
cuales surgirán en los años siguientes, numerosas cooperativas laborales. El Programa
del Paro se convierte en el área preferente de la actuación de Cáritas a lo
largo de los años siguientes.
En 1981 y 1983,
Cáritas, por encargo de la Comunidad Europea, realiza un estudio sobre la
pobreza en España, cuyos resultados conmocionan a la opinión pública, al
desvelar la existencia de ocho millones de pobres. Fue una verdadera denuncia
profética que abrió los ojos de muchos sobre la realidad sociológica española.
Y Cáritas Diocesana de Tenerife ¿qué?
Entre las
acciones significativas de esta década, se destacan:
*la creación de
la Comisión Diocesana de Lucha contra el Paro.
*Se comienza con
un Centro de Día para “transeúntes y el colectivo sin techo”, las colonias de
verano para niños y niñas de diferentes zonas.
*Se pone en
marcha un Programa de familia, en el arciprestazgo de La Salud, con un comedor
para niños en el que sus madres se implicaron.
*Se crea el Programa
de Ayuda a domicilio en Santa Cruz de Tenerife, para la atención de enfermos y
ancianos de todo el municipio. Este Programa, se llevó con profesionales, hasta
que fueran transferidas las competencias a los Ayuntamientos.
*La primera
Asamblea Diocesana en 1988, asumió una programación bianual que afectaba no
solo a los servicios de Cáritas a nivel Diocesano, sino también a todos los niveles:
parroquial, arciprestal e insular.
Esta Asamblea
marcó prioridades importantes, como son:
–el trabajo
continuado para la creación, de las Cáritas Parroquiales y la renovación de las
existentes;
–la potenciación
del voluntariado y su formación, incidiendo de modo especial, en el
voluntariado juvenil;
–la opción
preferencial por los colectivos más desfavorecidos: los drogadictos, la mujer,
la infancia y los jóvenes desfavorecidos,
–la coordinación
a todos los niveles, incluida con la Cáritas hermana de Las Palmas de Gran Canaria;
–la renovación
de los Estatutos de Cáritas Diocesana
AL FINAL DE ESTA DÉCADA:
*se realiza la
recogida de datos para la Investigación sobre “Desigualdad, Marginación y
Subdesarrollo” en la Provincia de Santa Cruz de Tenerife, que se publicaría en
1990;
*se crea la
Fundación CESICA (Centro Español de Solidaridad Islas Canarias) en coordinación
con la Cáritas de Las Palmas, que pondrá en marcha el Programa “Proyecto
Hombre”, para la rehabilitación e inserción de toxicómanos;
*se potencia el
Programa de Cooperación Internacional.
El paro adquiere
en esta década una importancia decisiva. Fue el gran drama social de los años
80 que persiste, con mucha gravedad, en nuestros días. Cáritas destina a lo
largo de estos años una gran parte de sus recursos a promover la creación de cooperativas
laborales y empresas alternativas en diferentes puntos del país.
Comienzan a
surgir nuevos fenómenos de exclusión, que afectan a colectivos como el de los
inmigrantes, los jóvenes sin empleo, los parados de larga duración o las víctimas
de la droga y el SIDA.
En el terreno de
la acción social, Cáritas dirige sus prioridades a formular los derechos
sociales de los excluidos y a transmitir a la sociedad la idea de que la lucha
contra la pobreza pasa por el cambio de nuestros estilos de vida. Las
actividades de Cáritas se especializan en la prevención —insistiendo en la
educación y formación de los colectivos sociales de riesgo—, sin abandonar la
reinserción y la asistencia primaria.
Se crean con
éxito las Escuelas de Formación Social, las Jornadas de Teología de la Caridad,
los encuentros latinoamericanos de la Caridad, las Asambleas anuales de la
Confederación…
Se logra mejorar
las relaciones con las Administraciones Públicas; pero los pobres siguen ahí,
esperando ser escuchados por la sociedad en la que viven. Nuestra caridad no es
suficiente.
Se refuerza la
dimensión internacional, particularmente la colaboración con las Cáritas hermanas.
La Cooperación Internacional creció igualmente en cantidad como en calidad: no
sólo con ayudas ante situaciones de emergencia, sino también con acciones de
desarrollo.
La respuesta humanitaria, en algunos casos ha sido desbordante. Se
cuida, también, la sensibilización de la comunidad para que la cooperación
solidaria no se quede en una mera respuesta sensible momentánea, sino que
transforme nuestro estilo de vida. El clamor de los pobres y los hambrientos
nos llega hasta las entrañas.
En 1996 Cáritas
participa en la organización del Congreso Nacional sobre la pobreza que se
celebra en Madrid, publica la Guía de Formación y en su Asamblea del mismo año,
se aprueba el “Documento Marco para la acción de Cáritas en los próximos años”.
Un nuevo camino,
un nuevo reto, se abren con la celebración del Simposio de Políticas Sociales
contra la Exclusión social. Se trata de ofrecer propuestas políticas y
legislativas concretas, para construir una sociedad más accesible, especialmente
para los empobrecidos y excluidos.
A finales de la
década se celebró el I Sínodo Diocesano, que concluyó en diciembre del año 1998,
en el cual se recogen una serie de constituciones que marcarían la trayectoria
de Cáritas para los próximos años. Destaco una: que en todas las parroquias
exista un grupo de Cáritas o una persona de referencia.
D. Felipe
Fernández García, Obispo de la Diócesis en aquellas fechas, nos invitaba en su
Carta Pastoral de Cuaresma del año 1996 a reflexionar y a salir al encuentro de los pobres y entregarnos a
su servicio”, a “comprometernos a
favor de la justicia, sin quedarnos
pasivos ante la situación de injusticia existente”.
Durante estos
años, siguieron siendo prioritarias la Animación y formación de los agentes de
pastoral. Entre las actividades más significativas, destacamos las siguientes:
*En Tenerife se
celebran Escuelas de Verano, para la formación de jóvenes voluntarios, desde 1990
a 1996, así como Jornadas anuales de Formación para el voluntariado. Estos dos
encuentros formativos se concentrarían en este último año en la Escuela de Formación
Social, conocida como Escuela de Otoño. En el ámbito estatal, desde los inicios
de Escuelas de Formación, organizadas por Cáritas Española se fomentó la
participación de voluntarios y técnicos de nuestra entidad, así como en otras
iniciativas de formación específica desarrollada por otras entidades. En colaboración
con el Centro Teológico, en la Escuela de Formación de Agentes de Pastoral
diocesana, se impartía el tercer año de Formación Específica.
*Dentro del proceso
de formación desarrollado a través de cursos de iniciación, formación de
formadores, formación específica para los voluntarios de los diferentes programas,
etc., se realizó el Plan Diocesano de Formación de Cáritas en coordinación con
el Plan propuesto por la Guía de Formación.
*Se participó en
el proceso de elaboración de la Ley del Voluntariado estatal y de Canarias,
ésta última aprobada en 1998 y, participando activamente en la preparación y
realización de las Jornadas de Formación del Voluntariado de Canarias desde sus
inicios.
Cáritas formó
parte de la Plataforma de Interacción Comunitaria y participó en la creación y
realización de sus jornadas anuales, así como participa desde entonces en la Federación
de Entidades de Voluntariado.
Se adoptó un
compromiso con los colectivos y territorios más desfavorecidos y así, en los
primeros años de la década se creó el Programa de Atención Intermedia “Tamarco”
(S/C de Tenerife), un centro de Día para el trabajo integral con los “Colectivos
sin Hogar” con servicio de comedor, asesoramiento psicológico y social y talleres
de formación Ocupacional. A finales de esta misma década se pone en marcha el
proyecto Emmanuel, en Los Cristianos.
En la misma
línea de trabajo con el colectivo de Personas Sin Hogar, la Cáritas Arciprestal
del Valle de la Orotava, pone en marcha la Casa de Acogida “María Blanca”. Posteriormente
se inaugura el Proyecto Café y Calor, un
centro de baja exigencia que ofrece alojamiento por la noche, duchas, complemento
alimentario nocturno y desayuno, acompañamiento y seguimiento para personas del
colectivo sin techo con altas dificultades de integración.
En estos años también se amplía el “Centro Guajara”.
Dentro del Programa de Familia y Mujer se crea el Centro
“ATACAITE” de Acogida y Formación para Familias Monoparentales y mujeres solas,
abre sus puertas en 1995.
El Proyecto Chaxiraxi, un centro de día destinado a madres jóvenes entre 14 y 30 años con hijos de hasta
tres años y futuras madres en periodo de gestación, también se hizo realidad en
1998, donde ese colectivo de mujeres jóvenes recibe apoyo educativo para
desarrollar la función materna.
En
este mismo año se crea el Proyecto Dácil, de animación de grupos de mujeres e
inserción socio-laboral de mujeres responsables de núcleos familiares.
También se llevaron a cabo diversos talleres
de formación para mujeres desempleadas: Talleres de confección textil industrial,
arte floral, cocina y estética, además de los realizados en las diversas Cáritas
arciprestales y parroquiales.
En el Programa de Mujer de Cáritas, se trabajó con mujeres prostituidas,
en colaboración con las Religiosas Oblatas.
Se abre el
“Proyecto Lázaro”, para enfermos de VIH/SIDA. Y también el Programa de
Inmigrantes, con tres Proyectos: “Contamíname”
(de acogida, orientación, apoyo jurídico, orientación laboral, clases de
cultura y lengua española, etc.), y las casas de acogida “BEN” en Santa Cruz y San Antonio de Padua en Granadilla.
En 1997 se
inician los centros de atención diurna para personas mayores, lo que sería una
iniciativa pionera de trabajo con este colectivo. Se abren los CED Hassidim, en
Ofra, S/C de Tenerife, Isora, en Guía de Isora, Alborada, en San Miguel y Las
Nieves en La Laguna. Éste último también con residencia. Y además se pone en
marcha la vivienda tutelada Nuevos Hogares Don Miguel Pérez Álvarez, con
ocasión del Año Internacional de las Personas Mayores.
Toman fuerza los
Programas de Infancia y adolescencia (Centro de día “Althay” y otros proyectos
de animación en diferentes zonas); de Familia (pisos Tutelados); “Taburiente”
en Tazacorte, “Escuela Hogar de Icod”, La Salud, Ofra, etc.); de Formación y
promoción de empleo (Argodey en la Gomera), de Jóvenes desfavorecidos (Proyecto
Pro-Juventus, con incidencia de diferentes localidades de Tenerife y de la Palma)
y el de Cooperación Internacional (“Jóvenes mirando al futuro”) con dos en
Perú, uno en Ecuador y otro en Togo).
Dentro de la formación
para jóvenes, destaco la escuela taller de mantenimiento de edificios y el
taller de empleo, auxiliar de geriatría, agricultura ecológica (en la Laguna y
la Victoria) y cocina; esto se llevó a cabo también en 1998. Otros como tapicería
y carpintería, en S/C de La Palma.
La presencia
pública y la participación en plataformas y foros, como:
*Consejo General
de Servicios Sociales del Gobierno de Canarias.
*Consejo de
Administración del I.C.F.E.M., en representación del Consejo General de
Servicios Sociales.
*Plataforma de
Interacción Comunitaria.
*Plataforma
Insular del Voluntariado.
*Plataforma de
Asociaciones de Infancia de S/C de Tenerife.
*Coordinadora de
ONGs de S/C de Tenerife.
Cáritas articula
su presencia en la Comunidad, para responder a las personas y colectivos más
necesitados, desde las 17 Cáritas
Interparroquiales y 94 Cáritas Parroquiales.
Esta presencia
de Cáritas se desarrolla en las diferentes Áreas de intervención:
POBLACIONAL:
A través de los
programas de infancia, familia, mujer, jóvenes y mayores.
EXCLUIDOS:
Con los
programas de colectivos “Sin Techo”, inmigrantes, drogas y sida.
ACCIÓN SOCIAL DE BASE:
Con la animación
comunitaria y empleo.
COOPERACIÓN INTERNACIONAL:
Finalizando el
siglo y el milenio, 1999 será el año de la Caridad, todo un reto. ¿Supimos dar
respuesta a todo lo que se nos pidió y a todo lo que se esperaba de nosotros?
Estoy convencido de que sí.
Cáritas crece
hacia dentro y hacia fuera, en calidad y en cantidad, en conocimiento y en
compromiso, en espíritu y en organización. Pero también hay rémoras, rutinas,
dudas, miedos, tensiones. Por ello, Cáritas debe renovarse cada día y estar
siempre abierta al soplo del Espíritu.
En 1993 la
Asamblea General aprueba las “Prioridades estratégicas” que definirían la
acción de Cáritas en los años siguientes, de acuerdo a cinco objetivos prioritarios:
– Aumentar el
compromiso social con los colectivos y territorios más desfavorecidos.
– Trabajar en la
construcción de una sociedad accesible para todos.
– Impulsar la
regeneración de los vínculos sociales.
– Dinamizar la
comunidad cristiana como sujeto activo de la acción sociocaritativa de la
Iglesia.
– Mejorar la
presencia pública de Cáritas.
Los últimos años
se caracterizaron por los esfuerzos dirigidos a mejorar la calidad de las
acciones de Cáritas en todos los campos en donde actúa. Para ello se puso en
marcha una doble tarea:
*reflexionar
sobre la propia identidad y,
*elaborar
propuestas prácticas de lucha contra la pobreza en España mediante la puesta en
marcha de medidas concretas en campos de la vivienda, la salud, la educación,
el empleo y la protección social.
Cáritas reforzó
también su dimensión europea, sobre todo a través del trabajo conjunto
desarrollado con Cáritas Europa y la coordinación asumida por Cáritas Española
en 1995 en la Red Europea sobre Marginación de Personas Mayores en Núcleos
Urbanos, financiada por la Unión Europea.
La acción
investigadora de Cáritas cubrió nuevos retos con la Publicación del V Informe
FOESSA, la edición de los informes sobre la situación de la población pobre en
los territorios de cada Cáritas Diocesana y la elaboración, en 1995, del primer
estudio sobre los salarios sociales en las Comunidades Autónomas.
En el terreno de
la Cooperación Internacional la crisis de la ex-Yugoslavia primero y la de
Ruanda, Burundi y el Zaire, más tarde, fueron un reto organizativo para
Cáritas.
En la Asamblea
de 1996, se aprobó el llamado Documento Marco para la acción de Cáritas durante
los próximos años.
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Y finalizamos en
la última década, o sea, los años dos mil. Caritas ha apostado por atender
aquellas realidades que no tienen una respuesta por parte de la sociedad y las
entidades competentes, por lo que se trabaja con ellas en la asunción de determinados
proyectos y programas de forma que podamos dedicar nuestra acción a los
colectivos más necesitados.
Se han atendido
desde los diferentes programas a un colectivo importante de personas a través
de diferentes servicios y proyectos como han sido:
-Cursos del Plan Fip en colaboración con el ICFEM,
luego llamado Servicio Canario de Empleo (SCE): ayudante de Cocina,
Confeccionista de prendas textiles, auxiliar de geriatría.
-Convenio (como parte de la Red Anagos) con el
ICFEM para formar durante 10 meses a un grupo de personas en exclusión en
diferentes materias: confección, tapicería, carpintería y agricultura
ecológica.
Y hoy, con 278.898 personas desempleadas en
Canarias, de las que 130.856 corresponden a nuestra provincia, habiendo tenido
un incremento de parados del 80,98% entre febrero de 2008 y febrero de 2012, en
Cáritas Diocesana de Tenerife apostamos por la promoción, habiendo dejado de
gestionar aquellos proyectos que están siendo asumidos por otras entidades o
por la Administración, como es el caso de los Centros de Estancias Diurnas para
mayores de Isora y San Miguel, tomada su gestión por los respectivos
ayuntamientos.
La vivienda tutelada Nuevos Hogares que ya no
respondía a las necesidades del colectivo, dejamos de gestionarla, así como el
comedor social Emmanuel ubicado en Los Cristianos, por falta de implicación de
los ayuntamientos de la zona. Ahora puede verse al colectivo sin techo deambulando
por las calles y durmiendo en la playa o donde pueden y acudiendo a Cáritas
para cubrirles sus necesidades más básicas.
El comedor social “Tamarco” que gestionaba
Cáritas, ubicado junto al Albergue Municipal, en el año 2005 el Gobierno
Autónomo traspasó su gestión al ayuntamiento capitalino.
Estamos inmersos de lleno en el empleo con una
mayor apuesta, así como en la formación de la persona para lograr su inserción
laboral. Estamos trabajando la formación con cursos de enfermería, geriatría,
alzhéimer y otras especialidades. Itinerarios Integrados de Inserción (Confección
textil, carpintería de la madera, agricultura ecológica, jardinería, peluque-ría,
etc.
Talleres de Serigrafía en Santa Cruz de
Tenerife. Inserción laboral para la mujer, con los proyectos Clara de Tenerife
y La Palma, últimamente con el nombre de Dácil.
El Área de empleo es la que asume las
necesidades de puestos de trabajo que nos demandan quienes acuden a Cáritas,
tanto en los proyectos específicos (casas y centros de acogida o centros de
día) y los que tienen su origen en las Cáritas Parroquiales y Arciprestales.
Datos esperanzadores tenemos. Y eso es motivo
de gozo y alegría, pues a pesar de la crisis y de la situación, logramos la
inserción laboral de un porcentaje sustancioso de las personas que acuden al
servicio.
Y finalizo con una frase de nuestro Modelo de
Acción Social: El capítulo primero se titula “La persona como centro” y la frase
que sigue dice:
La persona, en tanto poseedora de la máxima dignidad posible, en tanto
ser integral y social y en proceso de hacerse en la sociedad y de hacer
sociedad, se torna en eje y centro fundamental de nuestra acción.
Espero haber cumplido las expectativas que
ustedes traían y les agradezco su presencia. Buenas tardes”.
Juan Carlos Arencibia
Juan Carlos Arencibia, Profesor de Historia. ISTIC-Gran Canaria |
Posteriormente, se dio
paso a la intervención de Juan Carlos Arencibia, del Departamento de Historia
de la Iglesia del ISTIC, sede Gran Canaria. Su ponencia estuvo centrada en “La
labor social en Canarias en la segunda mitad del siglo XVIII” –información recogida
de www.diocesisdecanarias.org /
Julio Roldán-.
A finales del siglo XVIII, vida de los canarios
profundamente marcada por el catolicismo. Los obispos y los párrocos tenían una
gran influencia social y una gran capacidad de control en las costumbres. En la
segunda mitad del siglo XVIII se da un considerable incremento demográfico.
También se constatan las crisis alimentarias con súbitas subidas de precios
frecuentes a partir de 1765.
El siglo XVIII canario, y de una forma especial la
segunda parte del mismo, fue un siglo de preocupación por los problemas sociales
y el desarrollo de la beneficencia, y la Iglesia siguió teniendo un papel de
primer orden en este ámbito. Comienza una intervención e implicación cada vez
mayor del Estado y de los poderes civiles con creación de proyectos
independientes del control eclesial. Destaca el nacimiento de ciertas
Sociedades Económicas de Amigos del País, y otras fundaciones de carácter
social no eclesiásticas. Una de las constataciones destacadas en este período
fue la creación del Seminario como semillero de ilustrados. Realizó una
aportación importante al incremento de la cultura en Canarias y a la renovación
eclesial de la diócesis.
Un momento de la mesa redonda. |
La jornada de este jueves
concluyó con la participación de Inmaculada Egües, Profesora Titular de la
Facultad de Formación del Profesorado, Universidad de Las Palmas de Gran
Canarias; y María Teresa Trujillo, del Departamento de Historia de la Iglesia,
ISTIC, Sede de Gran Canaria, quienes desarrollaron el tema: “Preocupación
social de Obispo José Cueto a través de algunos escritos suyos y de su época”.
Y terminó la tarde con “Desde el No Conviene a las Cosas Nuevas: La Iglesia
canaria y la clase obrera ante el nuevo orden social”, que leyó José Miguel
Barreto, del Departamento de Historia de la Iglesia, ISTIC, Sede de Gran Canaria.
Por Domingo J. Jorge, responsable de Comunicación del ISTIC
Por Domingo J. Jorge, responsable de Comunicación del ISTIC