Santiago Cuquerella. |
-“Llevo tres años, pero
llevo cinco de estudios. Fui a estudiar antes dos años a Pamplona, mientras
discernía mi vocación, porque no lo tenía muy claro".
-¿Cómo
surgió en ti la vocación al sacerdocio?
-“Estaba un poco
alejado de la fe, pero a través de un amigo, me presentó una parroquia y ahí
empecé a dirigirme espiritualmente, ir a retiros, ir a misa…, empecé a hacer
cosas que antes no hacía. A través de la parroquia comenzó a surgir en mí ese
sentimiento. Este sentimiento lo empecé a hablar con el sacerdote de la
parroquia, que lo conocía y me llevaba muy bien con él, me invitaba a hacerme
preguntas como: ¿Qué pide Dios de ti? ¿Qué quieres hacer tú en tu vida? Y con
el tiempo lo fui pensando, me fui a las Calcutas, que es una cosa que siempre
me ha gustado mucho, estuve en Londres dos veces con ellas, un mes un año y
otro mes otro año, y ahí viendo lo que hacía en ellas, viviendo en una casa de
vagabundos que los atendían todo el día, y a través de esto y de la
conversación con el párroco, se me fue cimentando la vocación cada vez más,
hasta que al final quise dar un paso más e ir a probar sí era realmente lo mío
y me fui a estudiar a Pamplona. Viví en un colegio mayor, que está preparado
para gente que quizás quiere plantearse ser sacerdote y no lo tenga muy claro.
Estuve allí dos años y cuando vi que realmente que esto era lo mío, le dije a
mi cura: oye, que creo que Dios me está llamando a ser sacerdote. Y me dijo:
pues mañana vamos al seminario. Hablamos con el rector de la Parroquia para que
lo supiera, luego con el rector del seminario y vine al seminario. Si este
amigo no me hubiera presentado al cura, nunca hubiera estado aquí”.
-¿Es
fácil la convivencia en el seminario?
-“Siempre hay cosas,
pero la convivencia normal. Yo estoy muy a gusto. Hay mucha gente de muchos
países, pero el día a día es muy fácil. Siempre hay algún problemilla con algún
compañero, lo típico en las convivencias con otros, pero en general todo muy
bien y estoy muy contento”.
-Respecto
a la parte académica, ¿los profesores son laicos o sacerdotes?
-“Hay un poco de todo,
hay sacerdotes, religiosas, laicos. También depende de la materia que den, si
es de Filosofía o de Teología. Hay más laicos en la parte de Filosofía. Al ser
Facultad hay un poco de todo”.
-El
estudiar en la facultad con los laicos, ¿qué ventajas e inconvenientes tiene?
-“Inconvenientes no le
veo muchos. Creo que te da ese puntito, porque nosotros damos muchas cosas por
supuestas, pero que para los laicos no son tan supuestas. Por ejemplo en la
asignatura de Liturgia, no nos tienen que explicar nada sobre la Liturgia de
las Horas, porque la rezamos todos los días, pero ellos no entienden y
preguntan, y cuando descubren lo que es la Liturgia de las Horas, se asombran y
nosotros no nos hemos dado cuenta de su belleza porque estamos acostumbrados.
Te das cuenta de que si ellos, que no la rezan, valoran la liturgia, te hace
pensar que quizás la tengo que valorar yo más. Y a ellos también les ayudamos
nosotros. Creo es una enriquecimiento común”.
-¿Qué
invitación harías tú a un chico que pueda estar sintiendo la vocación al
sacerdocio, pero tiene miedo o encuentra dificultades a la hora de responder y
dar un sí completo al Señor?
-“A mí me costó un
montón, estuve tres o cuatro años pensándomelo. Yo lo que le diría, es lo que hice
yo, tomárselo con mucha calma, ponerse en las manos de un sacerdote con el que
confíes, dejarse llevar poco a poco, tener en cuenta que nunca te va a salir
todo bien, que siempre tendrás errores, que días te desanimarás, otros verás
claramente que sí, que esto es lo tuyo, que debe ir caminando pasito a pasito.
Básicamente es dejarte guiar al sacerdocio y poniéndote cositas para ser cada
día mejor; por ejemplo, proponerte rezar todas las noches tres ave marías,
cositas así, poco a poco, que vayan creando en ti esa hábito y gusto por lo
divino, por Dios. Mi consejo es que se dirija con un sacerdote, que no se
desanime si se equivoca, y poquito a poco, que si no lo decide en un año que
sea en cinco, da igual, pero que poquito a poco vaya haciendo cosas. Que si no
está acostumbrado a rezar pues que rece un poquito, que no decida las cosas de
golpe, siempre en conciencia de lo que Dios quiere”.
Información realizada por Borja García
Coordinada por Domingo J. Jorge, responsable de Comunicación del ISTIC