jueves, 3 de mayo de 2012

Desde la palabra: "Dos ponencias magistrales"


*Francisco Castro

El “XXI Congreso Internacional Diálogo Fé-Cultura”, titulado “Crisis”, sus distintas realidades, cubrió con creces las expectativas de participación, y el nivel, tanto de las ponencias, los talleres como de las comunicaciones libres. Un congreso internacional que no sólo trató del origen y los efectos de la crisis mundial sino que a través de los conferenciantes se aportaron soluciones u orientaciones. Nos gustaría hacer un reconocimiento a los codirectores de la Cátedra de Cultura de Teología “Pedro Bencomo” de la Universidad de La Laguna, el rector del Seminario y director del ISTIC, Juan Pedro Rivero, y el catedrático de Ciencias de la Información, Ricardo Acirón, por la organización del evento; dinámico, original e interesante. A partir de ahora, esta cátedra se dedicará a la convocatoria y celebración de dicho congreso internacional y otras acciones del mundo del hecho religioso, la teología etcétera que serán promovidas por dicha Cátedra Cultural de Teología, perteneciente también a la ULL.

Sin desmerecer a ningún ponente, porque nos alargaríamos en esta valoración del congreso, queremos destacar al primero y al último, el eurodiputado Jaime Mayor Oreja y el obispo de la Diócesis Nivariense, Bernardo Álvarez, respectivamente. Y queremos destacar sus intervenciones porque se adentraron en las raíces de la crisis, para dejar a un lado la superficialidad con que se ha venido tratando este problema en los últimos años. Superficialidad no quiere decir corriente de opinión equívoca, sino que no se ha dado a la crisis la suficiente reflexión y profundidad. Quizá los acontecimientos nos han llegado como un torrente, y casi de repente nos hemos visto inmersos en esta grave situación. “La pregunta por la crisis hay que buscarla más allá de las apariencias”, se refirió Jaime Mayor Oreja.

El eurodiputado tiene claras dos cosas, la crisis no es natural como consecuencia del desarrollo de la sociedad, sino intencionada y, por otro lado, su origen se debe a una profunda crisis moral y de conciencia. “Todos -dijo- abanderaron la verdad de la economía para arrastrarnos a una gran mentira”.
Con esta crisis se valores se ha asentado la cultura del relativismo. Y, además, Jaime Mayor Oreja se refirió a unas recientes palabras del Santo Padre, Benedicto XVI, sobre este problema cultural. A juicio del eurodiputado, estamos en el inicio de un proceso que no sabemos cómo va a acabar, precisamente, porque la crisis no tiene una raíz financiera.

“Algo se mueve en el fondo de todo este asunto”, fue una de las reflexiones del obispo, Bernardo Álvarez, quien señaló que la “crisis es un fenómeno mundial pero con efectos concretos en España”. Vivimos momentos preocupantes, de futuro incierto, y las causas de la crisis son más profundas, respecto a lo que se ha venido diciendo, por la complejidad de la globalización, que ha creado más diferencias en el mundo.
Y, el obispo dio una de las claves: en la realidad de la crisis hay un cambio de rumbo más profundo que el cambio económico. Respecto a España, señaló que se vive de un modo peculiar. “Algo debe ocurrir en España para que las cosas funcionen de otra manera”.

Bernardo Álvarez alertó sobre cinco problemas en nuestro país:

1-Deficitaria educación.
2-Poca inversión pública y privada en tecnologías.
3-Política de empleo pasiva, basada en subvenciones.
4-Preocupante descenso de la natalidad.
5-Necesidad de honestidad laboral y empresarial.

Se ha abierto, por tanto, una crisis moral y económica. Y, además, Bernardo Álvarez también habló en sentido teológico, al comentar que “una de las causas de la crisis es la ausencia de Dios en la vida humana”, junto con la ignorancia respecto a la “dimensión religiosa del hombre”.

Una apreciación muy certera, porque si hay crisis, si hay mal, es porque hay pecado; si ha habido guerras, es porque ha habido mal y pecado; si hay injusticia social es porque hay mal y pecado. Y esto es debido a que la economía y la sociedad las movemos los hombres, mientras que los números son el instrumento de trabajo, a los que se da un sentido u otro.

Para finalizar, queremos insistir en la necesidad de la lectura de la encíclica de Benedicto XVI, “Cáritas in veritate”. Si bien la Doctrina Social de la Iglesia tiene más de un siglo de existencia, este documento pontificio acerca a la realidad actual. No obstante, podemos constatar cómo cualquier documento de esta doctrina, durante tantas décadas, cobra actualidad. Eso quiere decir que los problemas de la humanidad son cíclicos, aunque la ventaja es que en la actualidad no se arreglan con guerras, al menos en el sentido del comienzo del siglo pasado. No obstante, no hay que bajar la guardia, porque las heridas tras la II Guerra Mundial y la caída del muro de Berlín no han cicatrizado. Muy al contrario, renacen en no pocas situaciones, precisamente con la excusa de la globalización y de la crisis económica. Esta situación forma parte de ese relativismo.

Así concluye “Cáritas in veritate”: “Se necesitan unos ojos nuevos y un corazón nuevo, que superen la visión materialista de los acontecimientos humanos y que vislumbren en el desarrollo ese ‘algo más’ que la técnica no puede ofrecer. Por este camino se podrá conseguir aquel desarrollo humano e integral, cuyo criterio orientador se halla en la fuerza impulsora de la caridad en la verdad”.

*Periodista.