La Semana de Teología sobre los jóvenes fue interesante y exitosa, lo que hay que agradecer al profesor Alejandro Abrante por su esfuerzo en la organización, así como sus intervenciones. Lo digo de verdad y de corazón. Hay un problema que todo catequista, profesor o quienes hacen actividades pastorales con los jóvenes deben saber: las etapas evolutivas. En esta semana se dejó claro que la Iglesia debe acercarse a los jóvenes, en sus ambientes y en sus preocupaciones. ¿Esto qué quiere decir? Que no es lo mismo un plan pastoral para un barrio deprimido que para una zona de nivel medio-alto; que hay que conocer la situación socio-cultural de su barrio; su situación familiar; su rol en la escuela; la incidencia de los medios de comunicación y, tal y como se destacó en la Semana de Teología, los nuevos medios de comunicación que ofrecen internet y la telefonía.
Las etapas evolutivas, que quizá se pasaron por alto, se refieren a las etapas psicológicas del niño y adolescente. Se pasa de un niño egocéntrico, entre 2 a 7 años, porque se siente que domina su pequeño mundo, como su lenguaje (ésta es la etapa que se denomina estadío preoperacional) a un niño que realiza operaciones lógicas. Ya su conciencia está desarrollada de 7 a 12 años. Tiene capacidad de clasificar, ordenar, enumerar, manipular datos. Para este niño, lo concreto es lo real y por tanto aplica normas a los objetos, de hecho se le llama período operatorio concreto. Luego pasamos al período operatorio abstracto, de 12 a 15 años, en el que el niño, preadolescente, funciona a través de operaciones lógicas. Se hace preguntas importantes en las que genera hipótesis y quiere respuestas concretas y sencillas, no discursos. Por último, quiero destacar la importancia en la madurez del adolescente, el paso del estadío operacional concreto al abstracto. Si antes había normas, símbolos y realidades concretas, ahora entiende por analogía, un término muy importante en Teología. El joven puede especular, reflexionar, hacer preguntas, entender por analogía y expresar sentimientos. Después de trabajar en cosas concretas se pasa a lo abstracto, y se rebela contra su ambiente.
Estas son, disculpen, unas breves pinceladas de una materia que es mucho más larga de estudiar y que siempre la tengo presente gracias al profesor de Psicología, Juan José Rivero, también profesor del C.O.F. Conocer las etapas evolutivas de un niño, adolescente y joven permite generar una didáctica más apropiada para la catequesis, clase de religión o cualquier otra actividad con los jóvenes y niños. Estas notas van en la línea del profesor Piaget, cuyos planteamientos los pueden encontrar en internet. Pero, no hay nada mejor que el asesoramiento directo del profesor Juan José Rivero, magnífico psicólogo, católico y a quien, permítame que le exprese mi agradecimiento por sus enseñanzas.
Tomás de Aquino dijo sabiamente que el hombre es político y religioso, y puede descubrir esa religiosidad en ese hombre que aún es niño, o joven, en su psicología, de la misma manera que ocurre con el arte.
*Periodista. Estudiante de Ciencias Religiosas