viernes, 4 de noviembre de 2011

Más de 150 personas se reúnen en el ISTIC para “Leer a Dios”


Llenazo en el ISTIC para "Leer a Dios". FOTOS: Esteban González

Este viernes, en una primera sesión, y seguidamente el sábado 5, más de 150 personas han acudido a las jornadas de liturgia que se han congregado en el Instituto Superior de Teología de las Islas Canarias, ISTIC, para “Leer a Dios”, título bajo el que se suscribía el programa que ha convocado a este numeroso público que abarrotaba el salón de actos del ISTIC.

La jornadas han sido organizadas por la Delegación Diocesana de Liturgia y su dirección ha sido llevada por José María Jiménez,  monje benedictino del Monasterio de La Santísima Trinidad, en la isla de Gran Canaria, quien ha recibido su formación monástica y teológica en la abadía de Santo Domingo de Silos, siendo ordenado presbítero, sirve a sus hermanos y a la Iglesia como Prior de dicho monasterio.

El programa, que todavía este sábado se seguirá desarrollando, a partir de las 10,30 y que concluirá a las 20,00 horas, ha desarrollado una “Introducción general a la lectio divina”, y seguidamente ha profundizado en “La estructura de la lectio” y “Orar con la lectio”. 

Con los pies descalzos

En el marco del Plan Pastoral Diocesano, para el cuatrienio 2011-2013, y a la luz del Sínodo de los Obispos sobre la Palabra de Dios, los asistentes se han  acercado a la mesa de la Palabra, “pero esta vez con los pies descalzos para adorar y el oído inclinado para contemplar. Esto es, para comer el manjar vivo de la Sagrada Escritura por medio de la Lectio Divina, de la lectura orante, reposada, comprometida y sincera de lo que Dios ha querido revelar de si mismo por el cauce del texto sagrado”, como rezaba en el programa de estas jornadas.

Los organizadores no han querido presentar un método extraño ni lejano a la vida de la Iglesia, “sino tan sólo una manera sencilla de encontrarnos con Jesucristo vivo y presente en cada página de la Biblia, que sigue llamando, hablando en lo íntimo, haciéndonos discípulos y enviándonos con el corazón ardiente tras explicarnos la Escritura”.

Finalmente, los participantes han evidenciado un método sencillo y profundo tan antiguo como la propia iglesia, que puede ayudar a cada creyente y a cada comunidad a acoger con espíritu bien dispuesto el regalo de Dios en su Palabra.