martes, 20 de diciembre de 2011

El Obispo Bernardo Álvarez, en un reportaje realizado por el ISTIC para DIARIO DE AVISOS, recuerda que en la Misa del Gallo se ha de tener presente el mensaje de esperanza y solidaridad


Imagen de una Misa del Gallo, presidida por el Obispo Bernardo Álvarez.

El Instituto Superior de Teología de las Islas Canarias, ISTIC, este martes ha publicado en DIARIO DE AVISOS un reportaje sobre la Misa del Gallo y su valoración desde el punto de vista teológico. Dentro de él, el Obispo de la Diócesis Nivariense, Bernardo Álvarez, realiza una reflexión en este sentido.

El momento culmen de la Navidad, la Nochebuena, y la Misa del Gallo, Misa de Gallo o Misa de los Pastores, se aproxima y las familias, a pesar de las estrecheces que pueda traer la crisis económica, planean su reunión ante la mesa esa noche. Luego vendrá el acudir a la Eucaristía de la Misa del Gallo, una tradición que se traslada al siglo V d.C., costumbre que se introdujo para celebrar en Navidad una vigilia nocturna, a medianoche, “en seguida de cantar el gallo”, en un pequeño oratorio, llamado “ad praesepium”, ante el pesebre, situado detrás del altar mayor de la Basílica de Santa María la Mayor de Roma. Y como recuerda el Obispo de esta Diócesis, Bernardo Álvarez, “se trata de dar un mensaje de esperanza y solidaridad”.

Para las familias católicas, la misa que se oficia a partir de la medianoche de Navidad, Misa del Gallo, es la más sentida y concurrida de todas. En la noche más larga del año, la Iglesia rememora el nacimiento de Jesús. Y así lo hacen también las familias ante su mesa primero y más tarde muchas en la Eucaristía de esa noche. El Obispo Nivariense destaca que siempre y quizás más ahora en esta noche, donde nace otra vez el Hijo de Dios, “hay que hallar en Jesús ese mensaje de esperanza y solidaridad. Esperanza porque en el Nacimiento de Jesús se nos muestra que Dios no es indiferente ante el sufrimiento humano, ni nos abandona al poder del mal que siempre nos amenaza y del que son víctimas millones de seres humanos en todo el mundo”, señala. 

Así también recuerda que “Cristo es el verdadero Salvador que viene a nosotros con amor, para curar no para destruir, para liberarnos de lo que oprime y devasta nuestra existencia, para renovarnos por dentro, para servirnos hasta dar la vida no para ser servido”, señala Bernardo Álvarez. “Y también es mensaje de solidaridad, porque celebrar el Nacimiento de Jesús es acoger y tratar a las personas, sobre todo a las más necesitadas, como Él lo hizo: ayudándoles y defendiendo sus derechos, mostrando amor, benevolencia y compasión para con todos”. 

En el Cristianismo, el gallo recuerda a Jesucristo por ser el mensajero de la luz y la resurrección. Y como subraya el Obispo Bernardo Álvarez “Jesús es Dios en persona que nos abre a la esperanza de un mundo nuevo que podemos ir construyendo entre todos”. Esta Navidad Jesús volverá a nacer.