HAN TRANSCURRIDO diecisiete días después de las elecciones del 22 de mayo y aún hay muchos e importantes ayuntamientos y autonomías por decidir. Especialmente me importan, lógicamente, los de las Islas. Solo aquellos que obtuvieron mayoría absoluta o algo semejante se han resuelto. En Tenerife parece que el Cabildo está ya hecho, con un pacto de CC, los ganadores, con el PSOE de Abreu, al que en principio no querían, pero posiblemente menos querían la otra combinación. Igualmente parece también decidido el Gobierno canario, con el pacto CC-PSOE. Digo parece porque hoy, 8 de junio, cuando escribo esta columna, no está firmado, manteniendo la incertidumbre cuando lo que habría que hacer era comenzar a planificar y, una vez tomada posesión efectiva, empezar a trabajar, que trabajo hay a montones, lo que no creo que proceda y se está haciendo -al menos a nivel nacional-: estando en funciones tomar decisiones importantes. Ya veremos el resultado para Canarias si, como parece posible, según las encuestas, gana el PP las generales, a quien se le ha marginado en todo lo posible. Ni que decir tiene -y no voy a repetir lo que ya expresé la semana pasada- que todo este guirigay se lo debemos a las leyes electorales, nacionales e insulares. No sé a qué están esperando para ponerse de acuerdo los grandes partidos (la mayoría con mucho de la población) y cambiarlas por algo más racional, como sucede en las grandes democracias europeas, ámbito al que, aunque estemos en pleno Atlántico, entre tres continentes, pertenecemos.
El lunes pasado estuve en la sala de conferencias de CajaCanarias, en Santa Cruz. Había una mesa redonda y dos conferencias que me parecieron interesantes sobre "Trabajo, economía y gestión familiar como factor anticrisis". La iniciativa ha sido de la ULL, la Federación Provincial de Entidades de la Construcción (FEPECO) y el Instituto Nivariense de Ciencias de la Familia, con la colaboración especial de CajaCanarias, Banca Cívica, la Confederación Provincial de Empresarios (CEOE, Tenerife) y otra serie de asociaciones e institutos. La mesa redonda inicial titulada "Rostro económico y empresarial de la crisis", en la que intervinieron por este orden el presidente de CajaCanarias, Álvaro Arvelo; el de la CEOE, José Carlos Francisco, y el de FEPECO, Antonio Plasencia, moderados por el periodista Mayer Trujillo, resultó interesante. Lógicamente, cada ponente, ante las preguntas del moderador, las enfocaba según su vinculación. Álvaro Arvelo con la Banca, que es ya lo que es CajaCanarias, aunque mantenga su acción social; José Carlos Francisco, con los empresarios, y Antonio Plasencia, con los empresarios de la construcción. Quisiera destacar cómo, dentro de la importante crisis que padecemos, se habló de las dificultades para obtener créditos, de la impresionante complejidad de la burocracia, que alarga los plazos una barbaridad, de la morosidad de las instituciones al abonar los trabajos y obras efectuados, complicando a las empresas, especialmente a las pequeñas y medianas, su supervivencia y obligando en muchos casos al cierre y al despido de los trabajadores, algo siempre extremadamente desagradable, por lo que en la situación en que vivimos supone, habiendo empresas que disponen de personal dedicado a estos menesteres.
Solo en dos ocasiones el público asistente rompió en aplausos, dando su aprobación a lo que se decía, y fue en ambos casos en las intervenciones de Antonio Plasencia, cuando decía que lo prioritario es invertir en Canarias, especialmente lo relativo a la RIC (reserva de inversiones) desgravadas, creo recordar, para invertir precisamente en Canarias. Actualmente, los empresarios opinan que hay que invertir en África Occidental, Marruecos y Cabo Verde. Mi opinión, la de un profano desde luego, coincide con Antonio Plasencia: hay que invertir en primer lugar en Canarias, con un índice de paro galopante y una gran pobreza generalizada. Qué duda cabe que si algún día se superase esa cifra y vinieran tiempos mejores se podría invertir en el exterior, aunque esto suponga aumentar la competencia al turismo, a la agricultura, a la pesca y a lo poco que podemos exportar, como podría ser tecnología, pues la industria prácticamente ha desaparecido y la agricultura no cubre ni el treinta por ciento deseable de nuestras necesidades, teniendo que importar de todo, con el encarecimiento de los productos debido al transporte, ahora pendiente de una subida generalizada.
El otro tema aplaudido por los presentes fue la necesidad imperiosa de poner en actividad nuestra agricultura, especialmente nuestras medianías, porque, como acabo de decir, no cubrimos ni siquiera el treinta por ciento de nuestras necesidades, de frutas, verduras y otros vegetales, por ejemplo nuestras papas. Hace unos años escribí un artículo sobre la gran variedad de nuestras riquísimas papas, las "up to date", las "king edwards", las bonitas, las negras, para guisar, para freír. Se exportaban a otros países, por ejemplo, Inglaterra. Ahora casi todo eso ha desaparecido; lo más económico y lo mejor que se come son las papas importadas, precisamente de Inglaterra. Las pocas papas bonitas, negras, etc., están a precios exorbitantes, porque al agricultor no le compensa su cultivo, porque le cuestan mucho y le pagan muy poco. Nada que ver con lo que cobran al consumidor, ni siquiera en los famosos mercadillos, en que muchos de sus productos no son producidos por quien los vende y, por lo tanto, caros.
Además, unas medianías cuidadas y cultivadas evitarían gran número de incendios, como se ha cansado de decir el consejero de Medio Ambiente del Cabildo, W. Brito, que por lo visto no va a estar en el próximo gobierno insular, cosa que sentimos, pues aparte de sus conocimientos era amante de su tierra. Sin embargo, nunca comprenderé cómo haciendo las observaciones que hacía, casi siempre atinadas, con el puesto que tenía no las ponía en práctica. Posiblemente porque los medios económicos necesarios había que dedicarlos a grandes proyectos innovadores, algunos de resultado a largo plazo, en el mejor de los casos.
A continuación, se dio la ponencia "Gestión familiar en tiempos de crisis", a cargo del especialista en psicoterapia López Melo, donde quedó claro que si la familia, tan poco protegida en España, siempre es importante, en tiempo de crisis como ahora es fundamental. Cuántas personas sobreviven gracias a la familia. Se ha dado el caso de retirar a personas mayores de residencias para, con su pensión, colaborar a la supervivencia de todos.
La jornada terminó con una conferencia de Domingo Moratalla, profesor de la Universidad de Valencia, sobre "La recuperación de la confianza: entre el civismo y la solidaridad familiar" y una mesa redonda.
EL DÍA, Criterios. 10/06/11