El “XXI Congreso Internacional Diálogo Fe-Cultura”,
bajo el título de “Crisis”, viene cobrando el gran interés que ya habíamos
apuntado. Desde un primer momento, desde su inauguración a cargo del
eurodiputado Jaime Mayor Oreja, se constanta que esta gravosa coyuntura
responde a una serie de factores que han confluido y derivado en una situación
catastrófica en todo el mundo.
Como habíamos adelantado desde este blog, dicho
estado tiene un denominador común: la falta de una ética e incluso una moral en
hacer las cosas, no sólo de la economía, sino de todo aquello relacionado con
el bien común.
No cabe duda que la economía se desarrolla con
números, con dinero, pero los números son el instrumento de trabajo de las
personas, con que son las personas quienes directamente le dan un sentido u
otro a la economía. También lo avanzamos desde esta página y lo confirmó Jaime
Mayor Oreja, la crisis no es natural, es intencionada, lo que quiere decir que tiene
un fondo, más que la superficialidad de los números. Este fondo supone la
intención de un cambio de rumbo en Occidente, un cambio de políticas y
filosofías, un cambio en el modo de ver y entender la vida, por lo que el
futuro está en nuestras manos, en cada uno de nosotros, primero desde el punto
de vista individual y luego entre los diferentes colectivos.
En las distintas ponencias ya se ha hablado de una
cosa y la otra, del poder negativo del relativismo, de la falta de ética y del
poder agresivo de los mercados. Un político me preguntó hace unos días que si
eso de los mercados es una realidad. Y no le falta razón. Sí, los mercados
existen, pero también se utiliza la semántica para movilizar a las masas,
porque la semántica es otro poder que muchas veces queda oculto, porque no
tenemos la suficiente paciencia para reflexionar sobre lo que está pasando a
nuestro alrededor.
Por último, en una ponencia se comentó la gran
actualidad y necesidad de la encíclica del santo padre, Benedicto XVI, “Caritas
in Veritate”, que pone los puntos sobre las íes respecto a la situación
mundial. También lo hemos comentado en este espacio, es una lectura imprescindible
para todo el mundo, una lectura directa, pero que al mismo tiempo hace
reflexionar. Incluso, diríamos, toca muchos problemas que todos tenemos en
nuestra mente, en nuestras preocupaciones, pero que expone abiertamente una autoridad
mundial como lo es el Santo Padre.
Por ejemplo, habla de que “la exacerbación de los
derechos conduce al olvido de los deberes. Los deberes delimitan los derechos
porque remiten a un marco antropológico y ético en cuya verdad se insertan
también los derechos y así dejan de ser arbitrarios. Por este motivo, los
deberes refuerzan los derechos y reclaman que los defiendan y promuevan como un
compromiso al servicio del bien. En cambio, si los derechos del hombre se
fundamentan sólo en las deliberaciones de una asamblea de ciudadanos, pueden
ser cambiados en cualquier momento y, consiguientemente, se relaja en la
conciencia común el deber de respetarlos y tratar de conseguirlos. Los
gobiernos y los organismos internacionales pueden olvidar entonces la
objetividad y la cualidad de ‘no disponibles’ de los derechos. Cuando esto
sucede, se pone en peligro el verdadero desarrollo de los pueblos”.
Como se suele esgrimir, se puede decir más alto,
pero no más claro. Ésta es una de las caras del relativismo que ha abocado a la
actual crisis, una crisis económica pero, mucho peor, de valores.
Todavía queda la mitad del Congreso Internacional.
No duden en asistir y en conocer los entresijos de esta crisis. En este
congreso, no sólo se analiza la actual situación, sino que se ofrecen
soluciones.
*Periodista