La Revolución Industrial
del siglo XIX produjo profundos cambios en las sociedades europeas. Avances
técnicos, generación industrial; incremento de las poblaciones como
consecuencia del abandono de las actividades agrícolas. Se adoptó un sistema
económico expansivo pero a la vez de una manera incontrolada, sobre todo para
los trabajadores. Hubo trabajo, pero también mucha pobreza. Este sistema generó
riquezas para un sector, pero también mano de obra barata. El proletariado
vivía en condiciones pésimas, explotado, desprotegido e incluso en situaciones
infrahumanas. Parece que podemos encontrar ciertas similitudes con nuestra
época actual.
La Iglesia analizó la
situación, y el papa León XIII publicó su encíclica “Rerum Novarum” (1891) en
protección de los derechos de los trabajadores y en contra de sistemas que
menoscababan la dignidad del ser humano. Cientos de ciudadanos desprotegidos se
acercaron a la Iglesia en busca de consuelo. La carta de la Sede de Pedro
inspiró la Doctrina Social de la Iglesia que, como entonces, cobra una vigencia
radical. Desde aquellas fechas, el Magisterio y la Tradición han madurado la Palabra
revelada y hoy contamos con un libro, el “Compendio de la Doctrina Social de la
Iglesia”, que sirve de guía sobre la actualidad social y cultural, la
naturaleza humana y las condiciones políticas en las que el hombre se desarrolla
hoy. Este libro está a la venta en el Instituto Superior de Teología de las Islas
Canarias (ISTIC) y en las Librerías Diocesanas.
Este volumen es referencia
necesaria para los estudiantes del ISTIC y para quienes tienen la necesidad de
obtener una información precisa, desde la base del cristianismo católico
dogmático y científico. El libro se compone de tres partes: en la primera se
habla de quién es la persona humana; la misión de la Iglesia y la Doctrina
Social. La segunda parte contiene toda una referencia sobre la familia, el
trabajo, la vida económica, la comunidad política, la comunidad internacional,
el medio ambiente y la salvaguarda de la paz. Por último, la tercera parte,
habla de la acción de la Iglesia y el concepto de ir hacia una civilización del
amor. Jesús dice a Pedro: “Apacienta a mis corderos” (Jn 21, 15).
¿Cuáles son los principios
del bien común?
a) Solidaridad. Trabajar
por el bien común el prójimo.
b) Subsidiaridad. El
Estado y la sociedad favorecen el desarrollo de grupos sociales y liberales.
c) Participación. Vida
socioeconómica, política y cultural, destinada al bien de la persona humana.
d) Destino universal de
los bienes. Los bienes deben llegar a todos con justicia.
Hoy, como en el siglo XIX,
muchas personas y familias vuelven a acercarse a la Iglesia en busca de
consuelo, compañía e información. (Porque este hijo mío… “se había perdido y ha
sido hallado”. Ver Parábola del hijo pródigo en Lc, 15-24).
Aunque la Iglesia no es
una ONG, tiene entre sus misiones acciones destinadas a pedir a los gobiernos
la consecución del bien común, los derechos de las personas y su dignidad
humana. Otra cosa diferente es que haya ONG´s, que han surgido de la Iglesia,
como Cáritas o Manos Unidas, cuya labor tiene un incalculable valor. La Iglesia
es cuerpo terrenal y místico de Cristo, que representa la sabiduría y es base
para la inspiración de la Iglesia que ayudar al prójimo, como Él lo hizo.
Y, ¿cuáles son los
derechos de la persona? Grosso modo serían la existencia de un nivel de vida
digno; buena reputación, consecución de la verdad y acceso a la cultura; disponibilidad
de medios económicos; derecho a la propiedad privada; protección de la familia;
derecho a reunión; derechos al acceso a la vivienda y a la seguridad jurídica.
Pero los ciudadanos también tienen sus deberes, como el respeto a los derechos
ajenos, colaboración con el prójimo o responsabilidad en todos los niveles.
Precisamente, hay que
destacar los servicios con que cuenta la Diócesis Nivariense y el ISTIC, como
la Pastoral Familiar y Seglar; el Centro de Orientación Familiar (COF) o bien
el Observatorio Canario de la Familia, compuesto por la Universidad de La
Laguna, la Federación Provincial de Entidades de la Construcción de Santa Cruz
de Tenerife (FEPECO) y el Instituto Nivariense de Ciencias de la Familia, que
depende del ISTIC.
Me gustaría terminar con
una cita de Pablo (apóstol de Cristo, por revelación en Gal 1, 11-12).
“Pero él me dijo: Mi gracia te basta, que mi fuerza
se realiza en la flaqueza. Por tanto, con sumo gusto seguiré gloriándome sobre
todo en mis flaquezas, para que habite en mí la fuerza de Cristo. Por eso me complazco en mis flaquezas, en las injurias, en
las necesidades, en las persecuciones y las angustias sufridas por Cristo; pues
cuando soy débil, entonces es cuando soy fuerte” (2 Cor 12,9).
*Periodista. Estudiante en Tesina de Ciencias
Religiosas.