martes, 19 de julio de 2011

Isidoro Cantero, más de 70 años en Taganana y Anaga

Diario de Avisos dedica este martes una nueva semblanza de un sacerdote de la Diócesis Nivariense. En este caso, la contraportada del rotativo tinerfeño destaca la vida del padre Isidoro Cantero, quien fue párroco de Nuestra Señora de las Nieves durante más de 70 años en Taganana.

La cordillera de Anaga muchos la conocen porque han vivido y caminado toda su vida por ella, pero quién iba a decir que un cura cacereño se sentiría como en su tierra natal entre aquellos parajes. Ésa fue la realidad de don Isidoro Cantero, quien fue párroco de Nuestra Señora de las Nieves, como nos rememora, Luján González, vecino de Taganana: “Don Isidoro se sentía orgulloso por ser el cura de nuestro pueblo durante casi 70 años y también por su reconocimiento como Canónigo Honorario de la Catedral de La Laguna”.

Isidoro Cantero Andrade (1904-2004) nace en Cáceres. Es ordenado presbítero el 10 de junio de 1933. Su primer y único destino fue la parroquia de Nuestra Señora de las Nieves en Taganana, en la que actuó como ecónomo desde su llegada en 1933 hasta 1941, y párroco desde ese mismo año hasta 1995. Igualmente se encargó de la parroquia de San Blas a partir de 1967. Este sacerdote desde su venida a Taganana fue bien acogido por el pueblo. Eran aquellos años complicados y duros, en plena Guerra Civil, como nos aseguran algunos vecinos, y aún así el padre Isidoro supo ayudar a muchas familias que pasaban por una situación en la que el apoyo de un sacerdote podía favorecer mucho. Por ello, en estos parajes de Anaga se le recuerda como “un hombre bueno que no dejaba a nadie de lado, fuese del color que fuese”. Una anécdota que anotan los vecinos de Anaga es que “cuando llegó a Taganana rozaba los 30 años y siempre hizo a pie o en burro sus caminos entre el pueblo y los caseríos de Afur, Chamorga, Almáciga, Taborno, Roque Negro, Casas de la Cumbre, y hasta Las Palmas de Anaga, porque nunca tuvo coche”.

Su vida entregada a los demás y su amor por el pueblo y las gentes de Taganana le hicieron recibir el reconocimiento como Hijo Adoptivo de San Cruz de Tenerife y Medalla de Oro del Cabildo Insular. Igualmente, se le concedió el título de “Canónigo Honorario de La Catedral de La Laguna”, responsabilidad de la que siempre “se sintió muy orgulloso”. El padre Isidoro marcó la historia de este bello paraje de Anaga. Se recordarán sus misas celebradas en latín. Taganana no olvidará a don Isidoro, como lo demuestra el busto que se le erigió en la Plaza de las Nieves.