jueves, 7 de marzo de 2013

Cónclave 2013: Aún sin fecha para el conclave, los cardenales deciden hablar menos con la prensa



“Es difícil decir que haya una conexión segura entre la amplitud de la preparación en las congregaciones y la duración del conclave, pero en el clima del colegio cardenalicio está la intención de hacer bien el trabajo preparatorio para llegar al conclave con una decisión madura. De ambas fases, sin embargo, no pueden preverse los tiempos”. Así el padre Federico Lombardi, portavoz de la sala de prensa vaticana, respondió a las preguntas de un periodista interesado por los tiempos de este periodo que llevará a la elección del sucesor de Benedicto XVI.

Lo que es cierto es que ni siquiera la cuarta congregación general celebrada miércoles por la mañana en el Vaticano ha producido la suspirada (sobre todo por los medios) fecha del conclave. Los cardenales llegados a Roma son ya 153 de los cuales 113 electores: faltan ya solo el cardenal de Varsovia Kazimierz Nycz y el vietnamita Jean-Baptiste Pham Minh Man. Su llegada está prevista, respectivamente, para la tarde del miércoles y la mañana del jueves. Esto significa que desde el jueves, todos los cardenales electores estarán en Roma.

Quizás por esto, con estas previsiones, “sería respetuoso – comentó Lombardi –, al no haber prisa en la decisión, esperar a que todos los electores estén presentes para decidir la fecha del conclave. En la cuarta congregación, además, se ha decidido que el jueves habrá congregación también por la tarde.

En el Aula hubo otras 18 intervenciones desde diversos lugares del mundo, siguiendo rigurosamente el orden de inscripción, y por el momento son 51 en total los cardenales que han intervenido. Dado que en la lista hay muchas otras peticiones de intervención, el tiempo para cada uno de los cardenales ha sido limitado a unos cinco minutos, pero de forma orientativa. “A nadie se le quita la palabra”, explicó Lombardi.

Las intervenciones, de “diversa amplitud”, han versado, explicó el portavoz, sobre la Iglesia en el mundo de hoy, las exigencias de la nueva evangelización,
la Santa Sede, los dicasterios y la relación con los episcopados. Se ha reflexionado más sobre el perfil del nuevo pontífice en relación con las expectativas en la Iglesia y en el mundo.

Entre los periodistas había una cierta perplejidad por la noticia de la anulación del briefing previsto con los cardenales americanos George y McCarrick, que llegó precisamente por email durante la rueda de prensa. Ambos purpurados eran estos días, los únicos que, dentro del respeto del secreto prometido, accedían a hablar con la prensa sobre los trabajos de la congregación.

“Yo no he dado indicaciones a los cardenales de cómo comportarse con la prensa – afirmó Lombardi a propósito de este asunto –. Es tarea de los cardenales tomar esta decisión”.

“No me sorprende – añadió Lombardi – que poco a poco el colegio vaya regulando las intervenciones, y que desde la apertura se proceda hacia una creciente reserva”.

De nuevo por email, llegó unos minutos después la explicación de la portavoz de los cardenales estadounidenses, sor Mary Anne Walsh: “Se ha expresado preocupación en la congregación general acerca de la fuga de noticias sobre los procedimientos confidenciales en los periódicos italianos. Como precaución, los cardenales han acordado no dar entrevistas".


El Secreto  de las urnas

Cuando, dentro ya de pocos días, los cardenales electores entrarán en la Capilla Sixtina para el conclave, sus decisiones sobre la persona del futuro pontífice se confiarán, como se dice, al “secreto de las urnas”. La Oficina para las celebraciones litúrgicas del Sumo Pontífice ha explicado cómo están hechas las urnas que se utilizarán para el próximo conclave.

Hasta Juan Pablo II, para recoger las papeletas de los conclaves del último siglo se utilizaban un cáliz y un píxide, que se conservan hoy en la Sacristía pontificia de la Capilla Sixtina.

Con la promulgación de la Constitución apostólica Universi Dominici Gregis sobre la sede vacante y la elección del Romano Pontífice, en 1996, se presentó la necesidad de adecuar las urnas a las nuevas normas (cap. V).

Junto al cáliz y al píxide previstos anteriormente, se colocaba una nueva urna destinada a recoger el voto de aquellos cardenales que tuviesen derecho a voto pero que, por cualquier enfermedad, no pudieran trasladarse hasta la Capilla Sixtina. En este caso, tres cardenales elegidos por sorteo y llamados “Infirmarii” se encargaban de recoger el voto de los enfermos.

Por tanto, más que realizar una única urna, se decidió proyectar tres nuevas urnas para hacerlas más funcionales, pero también para uniformarlas a un único estilo artístico.

Las tres urnas son de plata y bronce dorado, y se caracterizan por un lenguaje iconográfico ligado a dos simbologías: la del pastor y el rebaño – el Papa es el buen Pastor que, en el nombre de Cristo, tiene la tarea de “confirmar a los hermanos”, y la otra con los símbolos eucarísticos de la uva y de las espigas de trigo.

La idea del Buen Pastor subrayada por tres pequeñas ovejas adorna la urna que deberá contener las papeletas de los cardenales electores. Las normas hablan de un plato que se coloca sobre esta urna, y prescriben que cada cardenal deberá “depositar su papeleta en el plato y con éste introducirla en el recipiente” que hay debajo. Este plato ostenta los símbolos de los pájaros, de la uva y de las espigas de trigo.

La segunda urna – utilizada sólo en el caso de la presencia en el conclave de cardenales impedidos por la enfermedad hasta el punto de no poder salir de su habitación – presenta una llave para mayor secreto del voto.

La tercera urna sirve para recoger las papeletas, antes de que éstas sean quemadas, para dar la señal de la no elección (humo negro) o de la elección del nuevo Pontífice (humo blando).

Sobre la parte superior de ésta encontramos la figura del Buen pastor, y a los pies de la pequeña escultura, dos llaves entrecruzadas: el tradicional símbolo del poder papal que tiene sus raíces en el Evangelio y en la afirmación de Jesús a Pedro de que le dará “las llaves del Reino de los cielos”.

La realización de las urnas se ha confiado al artista Cecco Buonanotte, el mismo autor de las puertas de entrada a los Museos vaticanos inauguradas con el Jubileo del 2000.



FUENTE e IMAGEN: ALETEIA