La Iglesia es pionera en investigación científica,
en amplios y variados campos de trabajo, tanto en investigación especulativa
como hipotética. El Estado del Vaticano cuenta con las academias pontificias de
Ciencias Sociales; para la Vida; de Teología y Eclesiástica, entre otras,
además de los consejos pontificios de Familia; Justicia y Paz o Comunicaciones
Sociales. Tanto las academias como los consejos tienen su razón de ser en la
promoción de la verdad, pero también en su investigación en función de las
respectivas metodologías científicas.
La Academia Pontificia de las Ciencias, por poner un
ejemplo, es un organismo de la curia de prestigio internacional; el centro de
investigación y debate científico más importante del mundo. En esta institución
han trabajado durante décadas setenta premios nóbeles de múltiples
especialidades. La Academia Pontificia de las Ciencias tuvo sus orígenes en
1603 en la Academia de los Linces de Roma. Después de períodos de bonanza, por
un lado, y de complicación, por otro, en 1936, el Papa Pío XI la reconstituyó
con el nombre y funciones actuales.
La academia incluye seis grandes áreas de trabajo:
ciencias básicas; ciencias y tecnologías de los problemas globales; ciencias de
los problemas del mundo en desarrollo; política científica; bioética y
epistemología.
Por otro lado, el Estado del Vaticano también cuenta
con el Observatorio Astronómico, que opera en dos centros, uno en Castelgandolfo
y otro en Tucson, Arizona. El Observatorio Vaticano realiza estudios sobre
modelos cosmológicos; clasificaciones espectrales de estrellas peculiares;
distribución de estrellas ricas y pobres en metales; estrellas binarias con
cambios de materias; material presente en las nubes oscuras en las que se
forman nuevas estrellas; polvo que rodea las estrellas jóvenes; historia de las
ciencias, entre otros asuntos. Precisamente, un jesuita astrónomo, el padre
Angelo Secchi, fue el primero en clasificar las estrellas según sus espectros.
Recientemente, se presentaron en el Vaticano las
conclusiones sobre la Semana de Estudio de Astrobiología, organizada por la
Pontificia Academia de las Ciencias y el Observatorio Astronómico Vaticano, que
invita a científicos de todo el mundo a participar en este evento. La
Astrobiología es la ciencia que estudia las relaciones de la vida con el resto
del cosmos. Origen de la vida; evolución de la vida en la Tierra o sus
perspectivas dentro y fuera de este planeta son asuntos que trata esta
especialidad.
La Ciudad del Vaticano tiene dentro de sus servicios
la emisora Radio Vaticana, que durante décadas ha emitido en Onda Corta para
todos los continentes y en numerosas lenguas, aunque ahora ha empezado sus
emisiones en FM y AM, también de manera mundial. Aunque no es un centro de
investigación, sino un servicio, sí mantiene un continuo trabajo de
investigación y mejora tecnológica en el campo de las telecomunicaciones,
precisamente para la mejora del servicio, que se fundamenta en las actividades
del Papa. Quien suscribe este artículo fue colaborador de Radio Vaticana desde
la década de los setenta, en sus emisiones en Onda Corta. Millones de fieles y
seguidores en todo el mundo utilizaron receptores de comunicaciones multibandas
para captar las señales de Radio Vaticana, y para seguir sus emisiones, muchas
veces incluso con el uso de antenas exteriores. Ha supuesto, y lo sigue siendo,
un importante medio de evangelización.
Otro servicio destacado es la Filmoteca Vaticana,
que trabaja desde hace años en un proyecto de investigación sobre la religión
en el cine mundial, para determinar cómo se ha tratado el tema de lo
trascendente. La Filmoteca cuenta con un archivo de 7.000 títulos catalogados,
entre películas históricas sobre pontífices; actividad de la Iglesia;
relevancia artística y temática, documentales de actualidad, entre otros temas;
con la dotación profesional necesaria y un laboratorio para la regeneración de
películas.
La Bioética es una de las grandes áreas de trabajo
de la Academia Pontificia de las Ciencias, de tremenda actualidad. El estudio
de la Bioética se mueve, necesariamente, entre la Teología y las ciencias
empíricas y, en ambos casos, todo el trabajo está fundamentado en la protección
de la vida como derecho fundamental e inalienable de la humanidad.
Estas han sido breves pinceladas sobre instituciones
y servicios de investigación de la Iglesia, y habría que recordar la existencia
de titulaciones universitarias canónicas que permiten la investigación. En
España, Licentiatus in Scientiis Religiosis (que se imparte en el ISTIC);
Licentiatus in Archeologia Christiana;
Licentiatus in Studiis Orientis Antiqui. Hay otras titulaciones en
universidades católicas destinadas, por ejemplo, a la Bioética, el medio
ambiente, entre otras especialidades.
El Concilio Vaticano II, en su constitución “Gaudium
et Spes”, determina, en el número 44, que “la experiencia de los siglos
pasados” por un lado, y “el progreso de las ciencias” por otro, interesan en
gran manera a la Iglesia.
*Periodista