Entre la entrega a los demás y su cercanía diaria a la cultura, don Felipe Fernández sigue hoy proclamando su apostolado
Diario de Avisos brinda otra semana más en su contraportada una semblanza dentro de la serie "Vida sacerdotal". En esta ocasión, da una pincelada hacia lo que fue el episcopado de Monseñor Felipe Fernández.
El 12 de junio de 1991 fue preconizado Obispo de San Cristóbal de La Laguna, Monseñor Felipe Fernández. Toma posesión el 25 de julio y hace su entrada solemne el 11 de agosto. Cesa el 4 de septiembre de 2005 al tomar posesión el nuevo Obispo, Bernardo Álvarez, pasando a ser Obispo emérito de la Diócesis de Tenerife, don Felipe Fernández.
Don Julián de Armas, Deán de la Catedral de La Laguna, recuerda que “se sintió un tinerfeño más, un cristiano que vive su realidad evangélica cerca de los desfavorecidos, de aquellos que sufren los embates de los malos momentos. Ése fue el eje central de sus 14 años como Obispo de nuestra Diócesis”. De esos momentos en los que don Felipe se encontraba entre los golpeados por la sociedad, don Julián destaca “cómo nuestro Obispo se acercaba a la Casa de Acogida de una forma anónima y se presentaba ante los ancianos para conocer cuáles eran sus problemas”, comenta. Entre esos problemas uno habitual era el del abandono y lejanía de la familia. “No pocas veces, don Felipe averiguaba dónde vivían los familiares de este anciano. Se dirigía a su casa y charlaba con ellos. En una ocasión, tras merendar con los familiares de un pobre anciano abandonado logró que éstos le siguieran hasta la Casa de Acogida y le diesen la alegría a su padre, a su abuelo, de reencontrarse con él”. Otra situación que nos acerca a ese Felipe Fernández, Obispo de las realidades, es “el día en el que yendo a visitar al hospital a un compañero sacerdote, de camino allí le contaron la situación de un joven de 30 años que estaba siendo abatido por el sida; y sencillamente dijo, la visita a nuestro hermano sacerdote puede esperar. Se dirigió hasta la habitación de ese joven y don Felipe vivió con él privadamente su enfermedad hasta los últimos días, junto a su familia”.
Finalmente, como el Obispo Bernardo Álvarez lo denomina: “Don Felipe fue un Obispo humanista”. Conocida es su extensa biblioteca personal hoy cedida a la Biblioteca del Instituto Superior de las Islas Canarias, Istic. Igualmente, mantiene interesantes tertulias con célebres escritores laguneros durante su episcopado, entre ellos, Arturo Maccanti. Don Felipe sigue participando de su vida de celebración cristiana, a pesar de su enfermedad. Así comparte hoy martes en La Concepción la renovación de las promesas sacerdotales junto al resto de sus hermanos sacerdotes.