viernes, 15 de abril de 2011

Monseñor Juan Nsue Edjang, Obispo Electo de la Diócesis de Ebebiyin (Guinea Ecuatorial)


“Queremos seguir colaborando con los estudios teológicos que nos ofrece La Laguna”

“Vivimos con dolor el incendio del Obispado casi en directo desde Guinea”

El Seminario de La Laguna en la década de los ochenta acogió a un extenso grupo de jóvenes guineanos que acabaron en Tenerife su formación sacerdotal. Hoy uno de aquellos jóvenes guineanos, llamados por la vocación de la Fe, Juan Nsue Edjang Mayé ha sido nombrado por Benedicto XVI nuevo Obispo para la diócesis de Ebebiyin, en Guinea Ecuatorial. Monseñor Juan Nsue nos recuerda sus vivencias en La Laguna y su apuesta por lo que puede seguir siendo una continuidad de la formación con un posible acuerdo de cooperación entre su diócesis y el Instituto Superior de la Islas Canarias, ISTIC.

-¿Cómo era aquel Seminario Mayor al que usted llegó en 1987?

-“Llegamos a La Laguna en aquel año 1987, en un día cuando la penumbra de la noche ya había cubierto esta ciudad. Nos encontramos el frío de esta hermosa Laguna al que nosotros no estábamos acostumbrados, pero no costó mucho soportarlo, porque la hospitalidad de La Laguna y de nuestros hermanos seminaristas, y nuestros profesores, creo ante nosotros un calor humano que hace olvidar todo eso. Esa acogida duradera del tinerfeño y del seminario de La Laguna, del que era nuestro rector, don Lucio González, nos hacía saber sobrepasar no sólo la dureza del clima, sino la lejanía de nuestras familias.

Don Lucio es un hombre de Dios que siempre estaba ahí en esos malos momentos donde tienes lejos a los tuyos y necesitas ser escuchado en oración. Las gentes de La Laguna y nuestra familia del Seminario Diocesano de Tenerife fueron un elemento básico para ser lo que somos hoy. Necesitábamos y nos daban. Es una característica implícita en la gente de La Laguna y Tenerife, que siempre he nombrado donde he ido. La característica del dar y el acoger. Nosotros, los 26 seminaristas guineanos que habíamos en aquel entonces en La Laguna, fuimos recibidos y acompañados con el calor de la familia en todo momento”.

-¿Existirán colaboraciones entre su Diócesis de Ebebiyin y el ISTIC de La Laguna?

-“En parte, ésa ha sido mi intención en la visita que he hecho de mi vuelta del Vaticano en la que he recogido mi nombramiento. He venido a La Laguna para reafirmar esos lazos que siempre han existido entre nosotros, los sacerdotes guineanos, y nuestros hermanos del Seminario de La Laguna. La Laguna es donde nosotros nos formamos y donde nos podremos seguir formando gracias a los cursos y máster con los que se cuentan en el ISTIC. He quedado con el director del ISTIC, Juan Pedro Rivero, en que tras mi ordenamiento como Obispo en mayo, deberemos emprender colaboraciones para que los sacerdotes guineanos puedan continuar su formación posterior en el ISTIC de La Laguna, nuestra casa”.

-¿Cómo era La Laguna de aquellos días y su Semana Santa?

-“En el sentido de la persona sigue siendo igual. El lagunero, el Seminario de La Laguna, en cuanto al valor de sus personas, de sus vecinos, de sus seminaristas, no ha cambiado nada. Sigue siendo una ciudad llena de gente de bien y con el don de dar. En lo que sí ha cambiado es en sus estructuras. Estamos ante una ciudad moderna, que ha acogido la modernidad del siglo XXI, pero que mantiene ese carisma de tradición. Por ello, y no podía ser menos, se le ha concedido el honor de Patrimonio de la Humanidad. La Laguna como ciudad ha cambiado para mejor. Lo mismo que capto en el Seminario. Este centro de formación para sacerdotes se ha integrado perfectamente en los nuevos tiempos, manteniendo la formación en el Espíritu y aproximándose en todo momento a las herramientas con las que contamos hoy, las nuevas tecnologías. Este seminario, al igual que su Instituto Superior de Teología, el ISTIC, son un modelo a seguir.

La Semana Santa de La Laguna ha sido y es un momento de pasión que es vivido en ella, en sus calles, en nuestros templos, con la pasión y la devoción de un pueblo que se siente cristiano desde su Evangelio. El Seminario, nuestros hermanos sacerdotes son un elemento vivo de esa Iglesia que sigue creciendo con la Semana Santa y la Pascua en La Laguna”.

-¿Cómo vivieron los sacerdotes guineanos el incendio del Obispado de La Laguna?

-“Lo vivimos con dolor casi en directo gracias las conexiones de comunicación existentes. En aquel entonces, yo era párroco de la Catedral de Malabo. Recibí una llamada de un compañero sacerdote que también se había formado en La Laguna, Fernando Ondo, y me dijo que en internet estaba la noticia del incendio de nuestro Obispado. Pronto, nos conectamos y escuchamos la declaraciones del Vicario Antonio Morales y oramos por dar fortaleza a nuestro hermano el Obispo Bernardo Álvarez, porque aquellos momentos nos dolían como un tinerfeño más. Don Bernardo había sido nuestro profesor en los ochenta. Nuestro oración tenía que ser hacia él”.

-¿Cuál es la situación de la Iglesia hoy en Guinea?

-“Hoy vivimos una situación de concordia entre la Iglesia en Guinea Ecuatorial y el Estado. No tiene nada que ver con la persecución que sufrieron nuestros hermanos sacerdotes en la época anterior al gobierno de Toeodoro Obiang. La Iglesia en Guinea, en este sentido, se ha refortalecido y hoy contamos con una capacidad de estructura para trabajar en la búsqueda del bien para el ser humano, para el pueblo guineano. De esta manera, seguimos avanzando en el trabajo por la mejora de muchos aspectos sociales. Sin embargo, he de destacar que la Iglesia guineana hoy es feliz de esa posibilidad de que se la deje trabajar”.